Es posible que a muchas personas, cuando se plantean comprar una vivienda, les resulte agotador o probablemente ni se planteen mirar aquellas casas cuyos anuncios indican las palabras “A reformar”. Es verdad que rehabilitar un piso conlleva un tiempo del que tal vez no se dispone y un desembolso económico siempre difícil de cuantificar, pero también es cierto que una vivienda a reformar es una oportunidad inmensa para tener el hogar deseado.
Aquellas personas a las que les gusta vivir en el centro de las ciudades y huyen de los barrios periféricos donde generalmente se concentran las viviendas de nueva construcción muchas veces se encuentran con que, al analizar el parque de viviendas existentes en las zonas antiguas, en el centro o en los ensanches de las ciudades, muchos de los inmuebles que se ofertan precisan de una reforma antes de entrar a vivir.
Se trata de viviendas antiguas que a veces necesitan una rehabilitación estructural, incluyendo aspectos relativos al edificio entero, pero en otras ocasiones solo requieren la reforma del propio piso. Decantarse por una de estas viviendas suele resultar, lógicamente, más barato que hacerse con una casa ya reformada, y frente a las viviendas de nueva construcción cuentan con la ventaja de haber sido edificadas con materiales de gran calidad, al margen de su situación.
Aunque es verdad que cuando se adquiere una vivienda de este tipo es necesario añadir una buena suma destinada a la reforma, acometer este tipo de obras puede no resultar tan caro, especialmente hoy en día en el que la abundante competencia en el sector ha reducido considerablemente los precios. Generalmente, la actuación consiste en el cambio de los suelos y carpintería de la vivienda, la reforma de la cocina y los cuartos de baño y posiblemente algún cambio en el sistema eléctrico, la calefacción o las ventanas.
Ahora bien, llevar a cabo esta reforma nos permitirá no solo disponer de una vivienda prácticamente como nueva, sino que además será una casa a nuestro gusto, algo nada desdeñable teniendo en cuenta que nuestro hogar será probablemente la mayor inversión que realicemos en nuestra vida.