En el tercer trimestre de este año, se producirá el vencimiento de un gran número de fondos garantizados, lo que devolverá al mercado más de 3.000 millones de euros. De este modo, se prevé que el próximo mes de septiembre se caracterice por la proliferación de ofertas tendientes a mantener en este segmento a los clientes actuales, así como aumentar la cuota captando clientes de otras entidades.
Se espera que la mayor parte de las ofertas tienten a los clientes mediante la bonificación de un determinado porcentaje del monto traspasado o del capital aportado al fondo garantizado.
Sin embargo, ¿es negocio invertir nuestro dinero en un fondo garantizado?
Sin duda, en estos tiempos turbulentos cuando se exhibe al cliente un producto garantizado, éste automáticamente se siente muy atraído por la seguridad que le confiere que su dinero este asegurado. Sin embargo, en el último tiempo, las rentabilidades de los fondos garantizados apenas compensan la inflación.
De acuerdo a los datos publicados por Inverco, los fondos garantizados de renta fija han obtenido una rentabilidad ponderada del 1,2% a un año y del 2% a cinco años. Los garantizados de renta variable, han obtenido un rendimiento del 0,10% en un año, e incluso es negativa en un 0,18% a tres años.
Esto le quita atractivo al producto, ya que si tenemos en cuenta que el rendimiento de nuestra inversión podría ser inferior al IPC, no merece la pena destinar nuestro dinero a ella.
Por otro lado, estos productos suelen resultar caros en comisiones. Éstas, suelen superar el 1%, cuando no cuentan realmente con gestión, además las comisiones de reembolso suelen ser muy elevadas, por lo que si abandona el producto antes del vencimiento, estos gastos se comerían la rentabilidad de su cartera.
Encontramos asimismo como punto a evaluar antes de decidir renovar el periodo de garantía del fondo que se nos venza, o bien embarcarnos en una inversión como esta, el plazo u horizonte que se maneja en estos productos. Normalmente, el inversor suele quedar cautivo durante mucho tiempo.
La contrapartida a esta situación es que no hay tantas opciones de bajo o nulo riesgo como uno supone. Si se desea asumir riesgos, el abanico de posibilidades es muy amplio, bolsa, gestión alternativa, divisas, contratos por diferencias, etc. Sin embargo, cuando se mantiene un perfil extremadamente conservador, las propuestas son muy acotadas. Por supuesto, una opción siempre la encontrará en los depósitos a largo plazo, en cuyo caso deberá ponderar sus expectativas con las rentabilidades que éstos ofrecen. Encuentre las alternativas de depositos a largo plazo aquí.