Ahorrar no es fácil y mucho menos cuando el presupuesto es limitado, pero si no queremos que la inflación se coma nuestro dinero más vale ponerlo a trabajar. Os proponemos tres productos con los que podrás ahorrar a corto y largo plazo además de tener cierta liquidez. Y todo ello siendo mileurista
En la actualidad cualquier cosa que signifique apartar una cantidad de ingresos por pequeña que sea y destinarla a cuestiones como el ahorro y la inversión es un auténtico reto. Si la situación anterior la aplicamos en personas con sueldos mileuristas, donde el equilibrio entre gastos e ingresos ya es de por sí un milagro de micro economía, el reto se multiplica. No obstante, existen productos de inversión que se pueden contratar siendo mileurista.
Pero antes de entrar en materia vamos a definir dos parámetros que nos han guiado para la elección de estas tres familias de productos.
Tomando contacto
En primer lugar que se trate de productos que permitan un modelo de ahorro periódico. Esto es básico ya que la capacidad de ahorrar y destinar dinero a productos de inversión con sueldos bajos es muy poca. Por ello se trataría de buscar productos que nos permitan poner en práctica algo similar al preahorro, es decir, destinar de manera automática una cantidad de dinero determinada que periódicamente acabará en el producto de inversión sin pasar por nuestras manos. Aplicación básica del si no lo tengo no lo gasto.
En segundo lugar que se trate de productos que trabajen por nosotros. Hoy existen desde luego ofertas de operativa en mercados en las que iniciarse con poco dinero, al margen de la discusión sobre lo conveniente o no de operar con poco dinero en este tipo de plataformas, lo que en este caso buscamos es diferente, no queremos prestar atención al producto simplemente realizar una aportación y obtener un rendimiento.
Debiéramos tener en cuenta también que en este caso los conceptos ahorro e inversión se van a entremezclar, de hecho probablemente con poco dinero en aportaciones periódicas la mejor inversión inicial sea el ahorro buscando consolidar un capital que nos permita afrontar a futuro otras opciones.
Visto lo anterior queda claro que tampoco vamos a descubrir hoy el fuego, sin embargo, de entre todos los productos posibles (que realmente son más que estos tres) parece buena idea tener claro el panorama que dibujan y cubrir todas las opciones que se pueden configurar con una única cartera, desde la inversión con liquidez inmediata, hasta el acceso a los mercados con los fondos o la apuesta a largo plazo de los planes de pensiones.
Cuentas remuneradas
Sin ningún género de dudas una de los primeras opciones a tener en cuenta. Se trata de productos son muy ágiles, de liquidez total, y en los que aplicar el preahorro es realmente simple.
Generalmente no van a presentar comisiones, con las ventajas que esto supone, y pueden asociarse a otros productos sobre los que produzcan ventajas y bonificaciones. En el otro lado de la balanza desde luego está la baja remuneración que hoy por hoy este tipo de productos ofrece.
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Fondos de inversión
Sobre los fondos de inversión enfocados al ahorro periódico de pequeñas cantidades hay posiciones encontradas. Por un lado quienes lo valoran como una opción adecuada para la inversión periódica con poco dinero,y por otro quienes los ven sólo adecuados en caso de productos muy concretos como los fondos monetarios por ejemplo.
Cuando existe una amplia cantidad de fondos de inversión de todas las familias accesibles a aportaciones periódicas asequibles a todos los bolsillos. Sin embargo, en este caso debemos prestar especial atención a cuestiones como los gastos y comisiones tanto a la hora de las suscripciones como durante la vida del producto que son realmente, en cantidades pequeñas, elementos que influyen mucho en el desarrollo del producto.
Obviamente no se trata de productos en este caso pensados para el corto plazo.
- Pros: amplia oferta, rentabilidades más altas promedio
- Contras: excepto específicos productos no garantizados con comisiones y gastos añadidos
Planes de Pensiones
¿Planes de pensiones? Sí damos como bueno el concepto de inversión como ahorro los planes de pensiones deben estar presentes en este triunvirato de productos para bajas aportaciones periódicas.
En el haber de los planes de pensiones, además de las consabidas ventajas fiscales, se encuentra la flexibilidad que a largo plazo pueden mostrar a la hora de ir evolucionando en la inversión. En este caso al tratarse de productos a largo plazo se puede apostar desde el principio por acciones agresivas de inversión que, a medida que pasan los años, pueden gradualmente ir moderándose.
El mayor problema que podemos encontrar en este tipo de productos es la poca liquidez que presentan y derivado de sus características los costes de rescate anticipado que pueden acabar incluso con la rentabilidad obtenida.
- Pros: productos muy adecuados para el largo plazo que además presentan ventajas fiscales.
- Contras: dificultades para la liquidez y en algunos productos gastos elevados.
¿Pero de verdad se puede ahorrar?
Vamos a entrar en un tema verdaderamente espinoso al tratar de responder esta pregunta, pero, sin embargo, es un tema que se debe tener en cuenta y al que, entendemos, también se debe responder.
El ahorro, como concepto, debiera estar presente en todas las economías domésticas, no sólo entendiendo por ahorro la cantidad de dinero que puede resultar sobrante a fin de mes y su destino, sino también la actitud que mantenemos ante el control de ingresos y gastos en nuestras finanzas personales. Es cierto que cuando hablamos de ahorro automáticamente, tal y como hemos hecho en este mismo artículo, venimos a ceñirnos precisamente al sobrante de de nuestra cuenta de gastos e ingresos y al destino que le damos en forma de aportación a un producto de ahorro, sin embargo, esto sólo una parte ya que, efectivamente, ahorrar es una de las claves de un control eficaz de la economía personal.
Resulta muy razonable comprender cómo existen personas para las que el ahorro, en este caso el sobrante a fin de mes, resulte muy difícil, pero también resulta muy razonable asumir que en general no manejamos bien el balance de gastos e ingresos, que en general de hecho, somos uno de los países que menor interés pone en el control de los gastos personales, y que más acude a la financiación para apoyar los resultados de este tipo de gestión.
Los años de bonanza económica previos a la crisis se pueden considerar, a todos los efectos, como un gran ejemplo de lo que nunca debiera ser en el aspecto de la gestión de la economía doméstica. Millones de ciudadanos se manejaron a través del crédito, bien con productos como las propias tarjetas o los créditos rápidos, o bien a través de ingeniería crediticia que insertaba dentro de las hipotecas todo tipo de financiaciones y re financiaciones. Es evidente que el modelo es un fracaso, confundir el consumo con la vida crédito es uno de los grandes errores que conducen al sobreendeudamiento. Aquí, por supuesto, subyace otro debate sobre quién es más culpable, quien acepta un modelo de funcionamiento a todas luces de corto recorrido como usuario, o que lo ofrece, no es el debate en el que queremos entrar ahora.
La conclusión sería que ahorrar no sólo debe concebirse como un extra, o como algo complementario. Ahorrar, por poco que sea, nos va a ayudar a insertar en nuestra economía personal un modelo diferente de valorar las cosas, en este caso el ahorro testimonial tal vez no sirva para grandes proyectos o empresas, pero si nos va a servir para introducir el hábito del control del gasto y el ahorro en nuestras vidas, algo totalmente necesario y más ante un futuro que, y esto es algo evidente, no volverá a ser (al menos en mucho tiempo) aquel paraíso del crédito en el que nos desenvolvimos hace una decena de años.
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