Al comienzo del verano de 2014 saltaban chispas políticas en el ámbito europeo tras conocerse que centenares de europarlamentarios se encontraban adheridos a un fondo de pensiones constituido con aportaciones voluntarias, pero también de la propia eurocámara, y que este se instrumentalizaba a través de las participaciones en una Sicav radicada en Luxemburgo.
Y es precisamente a partir de esta presencia de una Sicav y los destinos del dinero público de la eurocámara cuando comienza un rosario de disculpas en algunos casos, y, en otros incluso dimisiones. Pero ¿qué es realmente una Sicav que tanto revuelo levanta?.
El revuelo va por barrios
Está claro que no tuvo un mundo percibe del mismo modo estos instrumentos de inversión. Quienes critican a las Sicav lo hacen por qué entienden que se trata de un instrumento financiero exclusivo para las grandes fortunas que buscan una suerte de evasión fiscal.
Las críticas más duras muestran a las Sicav como elementos restringidos donde en ocasiones ni tan siquiera el volumen exigido de socios es real, y por lo tanto, nos encontraríamos ante un instrumento de gestión patrimonial casi familiar en lugar de un instrumento colectivo.
Pero, como suele ocurrir en finanzas, las cosas no son de una manera tan sencillas de las diferencias entre una Sicav en nuestro país o en Luxemburgo las convierten en prácticamente herramientas diferentes como veremos, además en general, la arquitectura de inversión en otros instrumentos como planes de pensiones o fondos tampoco es precisamente la más expresiva muestra de claridad. En palabras llanas, no siempre sabemos dónde alcanza a llegar todo el conjunto de nuestro dinero en inversión.
¿Qué es una Sicav?
Teóricamente es un instrumento colectivo que toma la forma de una sociedad de inversión que se gestionan por expertos en inversiones financieras. En el caso de nuestro país esta sociedad debe tener al menos 100 socios y partir con un capital mínimo de 2.4 millones. En el aspecto fiscal las plusvalías tributan al tipo fijado para las rentas de capital, es decir, el 21% para los primeros €6000 anuales, 25% entre los €6000 y los €24,000 anuales y 27% a partir de €24,000, sin embargo, mientras el dinero se mantiene dentro del instrumento se aplican beneficios fiscales que sólo obligan la tributación del 1% el impuesto de sociedades, lo cual es una ventaja fiscal evidente teniendo en cuenta que además se pueden retirar ciertas cantidades de dinero en concepto de retirada de capital.
En nuestro país las Sicav se consideran herramientas restrictivas, es decir, el usuario de a pie difícilmente va a poder acceder a una de estas sociedades inversoras, y aquí empiezan las grandes diferencias con las Sicav en Luxemburgo.
Diferencias entre Sicavs
Suele ser interesante situar cada cosa en su contexto. Haciéndolo de esta manera vamos a visualizar en este caso dos herramientas de inversión que aun respondiendo al mismo nombre y, supuestamente, modelo, realmente no parecen el mismo producto.
Como decíamos en el caso de nuestro país las Sicav son instrumentos restrictivos en los que la participación colectiva es como poco complicada (por no decir imposible) en el caso de Luxemburgo esto no es necesariamente así, de hecho, es más que frecuente que en este país las propias entidades financieras comercialicen participaciones en Sicav, es decir, sí se trata de un instrumento colectivo de inversión…otra cosa es el precio, pero ahí se abren puertas a inversiones colectivas como las que aparecían en los tan traídos y llevados planes de pensiones de los europarlamentarios.
Por otro lado debemos distinguir dos modelos fiscales diferentes ya que en el caso de nuestro país como veíamos la ventaja fiscal del aplazamiento de los impuestos sostenido en ese único 1% sobre el patrimonio mientras el dinero se mantiene en el instrumento, siendo sustituido por un modelo fiscal distinto; en resumen la diferencia de tributación a favor de la Sicav en Luxemburgo es apabullante.