¿Qué harías si te toca el gordo? opciones para sacarle el máximo partido

El sorteo de Navidad tiene algo especial, ¿verdad? Por un momento, todos imaginamos cómo cambiaría nuestra vida si fuéramos los afortunados de esos 328.000 euros que quedarían limpios tras impuestos. Ahora bien, dejando a un lado las compras impulsivas y los caprichos, la gran pregunta es: ¿qué haces con ese dinero? ¿Amortizas la hipoteca o lo inviertes? Vamos a verlo con calma, que no todos los días se toma una decisión así.

Amortizar o invertir: no hay una respuesta fácil

Cuando tienes una cantidad importante entre manos, como lo que deja el gordo, el dilema es claro. Amortizar la hipoteca parece lo más seguro: quitas deuda y te ahorras intereses. Pero invertir suena tentador, porque podrías hacer que ese dinero crezca. Entonces, ¿qué haces? La clave está en entender tus prioridades y, sobre todo, en conocer bien tus números.

Por ejemplo, si el interés de tu hipoteca es bajo, puede que invertir sea más rentable. Si es alto, probablemente ahorrarás más reduciendo la deuda. Pero no todo es matemáticas. A veces, la tranquilidad de saber que debes menos al banco vale más que cualquier porcentaje.

¿Por qué amortizar puede ser una buena idea?

Amortizar es como limpiar la casa. Es un trabajo seguro, sabes lo que logras. Cuando reduces el capital de tu hipoteca, pagas menos intereses a largo plazo. Esto puede ser muy útil si tienes un tipo de interés del 3 % o más. Es como si «ganaras» ese porcentaje, porque es lo que te ahorras.

Además, puedes elegir entre reducir las cuotas mensuales (tendrás más margen cada mes) o acortar el plazo (terminarás de pagar antes). Lo que te venga mejor, depende de tu situación.

Eso sí, revisa tu contrato antes de lanzarte. Algunas hipotecas tienen comisiones por amortización anticipada. A veces son pequeñas, pero pueden cambiar los números. Por lo general, el ahorro en intereses suele compensar estas penalizaciones. Pero, oye, mejor estar seguro.

El punto clave de la desgravación fiscal

Si tu hipoteca es anterior a 2013, presta atención porque esto te interesa. Puedes desgravar hasta un 15 % de lo que pagues anualmente, con un máximo de 9.040 euros. Esto significa que podrías ahorrarte hasta 1.356 euros al año solo por amortizar dentro de ese límite.

En este caso, no hay inversión que supere ese retorno sin asumir riesgos. ¿La estrategia ideal? Amortizar lo justo para aprovechar la desgravación y usar el resto del dinero en otras cosas. Sí, puedes hacer ambas cosas: un poco de ahorro seguro y un poco de inversión.

Invertir: más potencial, más riesgos

Hablemos de la opción arriesgada. Invertir tiene sentido si quieres sacar más partido a tu dinero, pero conlleva riesgos. No es lo mismo poner tu dinero en un depósito a plazo fijo que en acciones de la bolsa. Vamos a ver algunas opciones comunes:

  • Depósitos a plazo fijo: Es como poner el dinero en una caja fuerte con un pequeño regalo. Los rendimientos rondan el 3 %, pero las tasas podrían bajar.
  • Bonos del estado: Aquí hablamos de un 3,34 % si compras bonos a largo plazo. Es algo más que los depósitos, pero el dinero queda bloqueado durante mucho tiempo.
  • La bolsa: Si te gusta la emoción, esta es tu opción. El S&P 500, por ejemplo, tiene una rentabilidad media histórica del 10 %, pero no está garantizado. Podrías ganar mucho, pero también perder.

Si decides invertir, recuerda esta regla de oro: diversifica. No pongas todo en el mismo sitio. Combina opciones seguras con otras más arriesgadas según lo que estés dispuesto a asumir.

Toma tu tiempo para decidir

Esta decisión no tiene una respuesta universal. Lo importante es que te sientas cómodo con lo que decidas. Si eres de los que necesitan seguridad, amortizar es una opción sólida. Si tienes un perfil más aventurero y buscas mayores beneficios, invertir podría ser lo tuyo.

Y, si te quedan dudas, no pasa nada. Consulta con un asesor financiero. Ellos pueden ayudarte a analizar tu situación y a elegir lo mejor. Después de todo, no se trata solo de lo que hagas con el dinero, sino de lo que consigas con ello: tranquilidad, estabilidad o, quién sabe, un futuro más brillante.