El término Swap puede resumirse como permuta. En términos financieros, un swap es un contrato por el cual dos partes se comprometen a intercambiar una serie de cantidades de dinero en fechas futuras.
Los swaps son utilizados para reducir o mitigar los riesgos de tasas de interés, riesgo sobre el tipo de cambio y en algunos casos son utilizados para reducir el riesgo de crédito.
De esta forma se transforman en un instrumento útil para reducir los costos y riesgos de financiamiento o para superar las barreras de los mercados financieros, al mitigar las oscilaciones de las monedas y de los tipos de interés.
Los Swap pueden utilizarse distintas variables para realizar dicho intercambio, y de esta forma podemos clasificarlos en:
• Swap de tipos de interés
• Swap de divisas
• Swap sobre materias primas
• Swap de índices bursátiles
En la mayor parte de las operaciones deben participar como mínimo tres tipos de agentes.
Un originador que es quien necesita cubrir un riesgo especifico y utiliza la figura de sustitución de títulos tomando una posición de vendedor inicial y de comprador final.
Un agente volteador quien es el encargado de dar vuelta a los títulos valores del originador, actuando como intermediario. Su posición deberá ser neutral. Este intermediario conoce las condiciones legales en que se debe realizar la operación y quien guía a las otras dos partes para que esta llegue a término.
Un tercero que actuará como vendedor del titulo que sustituirá el titulo originador del SWAP y quien compra el titulo que dio origen a la operación SWAP.
Este tipo de operaciones facilitan a muchas organizaciones el acceso a determinadas divisas, bien la obtención de tasas de interés en condiciones más ventajosas. Es por ello, que este tipo de operatoria resulta muy utilizada para romper las barreras comerciales impuestas por muchos países. Al mismo tiempo, son un instrumento de gran valor agregado a la hora de generar mayor liquidez a las empresas de todo el mundo en el menor tiempo y con la menor cantidad de costos.