Así como hace no tantos años el ahorro era una cuestión que, incluso, se podía llegar a tomar más como una opción personal que como una necesidad innegable, hoy en día no hacemos más que escuchar, leer y opinar sobre la importancia y necesidad del ahorro, algo que sin duda este período ya prolongado en el tiempo de crisis nos ha hecho entender con aquello de a sangre y fuego los conceptos quedan grabados para siempre.
Sin embargo, en un panorama tan complejo como el actual, donde, seamos realistas, la media de ingresos en relación al nivel de vida ha caído de manera drástica, este empeño en el ahorro para muchos puede parecer una suerte de utopía, algo que se reconoce como bueno, pero que parece muy difícil de alcanzar.
Si no lo tienes no lo gastas, la base del preahorro
Habitualmente, cuando hablamos de ahorrar, lo primero que ponemos en juego es un estudio a fondo de nuestra economía personal; valoraremos nuestros gastos e ingresos y, de ahí, extraeremos nuestras posibilidades de ahorro, sin embargo, cuando nuestros ingresos son reducidos, a la hora de elaborar este plan puede que nos resulte complicado encontrar ese porcentaje de diferencia positiva destinado al ahorro; y aún así sabemos que debemos ahorrar.
¿Son rentables o no son rentables los depósitos en la actualidad?
En este caso, y como a tiempos difíciles medidas drásticas, nos quedan opciones, complejas y tal vez difíciles de asumir en inicio, pero que se pueden convertir en la única manera de ponderar realmente la importancia del ahorro; si no lo tienes no lo gastas, éste podría ser el principio del preahorro.
¿Y cómo lo hago?
No hay un manual del perfecto preahorro, aunque en todos los casos debiera comportarse de manera similar, tanto en aquellas personas que lo realicen porque realmente tienen un sobrante que pueden destinar a tal efecto, como en aquellos que se encuentren en la situación contraria. En este caso no vamos a valorar en primer lugar nuestros gastos e ingresos ni realizaremos a priori un estudio del resultado de cruzar ambos conceptos, al contrario, de manera directa consideraremos un porcentaje de nuestros ingresos (que puede ir entre 5% y el 10%) como un dinero que no está, o como un gasto obligatorio, al gusto del usuario.
El sistema es realmente sencillo, hoy en día es verdaderamente simple automatizar el descuento equivalente a ese porcentaje de nuestros ingresos y destinarlo de manera mecánica a un producto de ahorro, por lo tanto, como vemos de lo que se trata es de ajustar los gastos una vez realizado ese descuento y no viceversa.
Esto se puede aplicar perfectamente de manera que ese dinero destinado a ahorrar ni siquiera llegue a nuestros bolsillos y se dirija de manera inmediata al producto de ahorro elegido. Note el lector que hablamos de producto de ahorro y no de inversión y es que, aún siendo otra opción igualmente viable, generalmente la inversión conllevará unos riesgos que no todos los ahorradores de cantidades bajas están dispuestos asumir.
Generalmente los productos más adecuados para el preahorro son las mejores cuentas remuneradas y los mejores depósitos bancarios así como, a largo plazo los planes de pensiones y productos alternativos a estos. En este post te mostramos las mejores cuentas de ahorro del mercado.
¿Es el preahorro la solución óptima?
Puede que no. Pero es una solución que se basa en aquello tan antiguo de apañarme con lo que tengo, y que nos obliga a realizar una revisión de nuestros gastos que, tal vez, con la manera tradicional de planificar el ahorro no seríamos capaces de realizar, ya que, puede suponer, reducir o eliminar determinados gastos que en primera instancia pudiéramos considerar innegociables. En cualquier caso si te decides a preahorrar en cuentas o depósitos necesitas información, en este artículo realizamos una comparativa entre cuentas de ahorro y depositos a corto plazo.
En cualquier caso es una idea más que puede contribuir a ponernos en línea con algo tan serio, importante y determinante a futuro como nuestra capacidad de ahorro.