¿Se acuerdan ustedes cuando el año pasado, después del agosto horrible, comenzaron a realizarse las previsiones genéricas sobre el sector de la vivienda para nuestro país en los próximos años? Es relativamente sencillo, y desoladoramente realista, tirar de hemeroteca para comprobar de primera mano cómo las previsiones que hablaban de este año como el comienzo de la estabilidad para el sector inmobiliario se encuentran equivocadas en todos sus aspectos, no únicamente en lo relativo al precio de la vivienda o al volumen de la construcción, ambos batiendo récords históricos negativos, sino también en la demanda de hipotecas, un medidor más que notable de la situación del sector que se encuentra realmente en mínimos desconocidos en los últimos tiempos.
Si hacemos caso a los datos del Instituto Nacional de Estadística relativos a las firmas de hipotecas al cierre del pasado semestre, nos encontramos con un retroceso verdaderamente dramático, que constituiría el punto más bajo de la actual serie histórica con muy poco más de 14.000 hipotecas firmadas en el citado mes lo que de hecho vendría a suponer un desplome del 42,2%.
Para entender el significado real de esta situación debemos hacernos cargo de que en la actual serie histórica la firma de hipotecas acumula ya tres años y dos meses en negativo, arrojando datos alarmantes se miren como se mire, no sólo en las comparativas mensuales sino también en los datos interanuales, en los volúmenes de importes que retroceden inter mensualmente cerca del 23% (marcando otro récord histórico los últimos cinco años).
Si estos datos le sumamos las sombrías previsiones que a través de diferentes organismos internacionales nos han llegado, y que desde luego con esas previsiones de reducción aún probablemente de hasta un 15% o 20% del precio de la vivienda en los próximos años (cuando desde el inicio de la crisis ha caído ya por encima del 40%) o de la ausencia de la reactivación del sector ni desde el punto de vista de la venta ni desde el punto de vista de la construcción, las pocas ventanas a la esperanza sobre la reactivación del segmento parecen ir cerrándose una a una sin dejar entrever un fondo para esta caída que parece muy lejano.
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