La cultura del ahorro ha pasado por las más diversas etapas en nuestro país, desde ser un modelo de gestión de la economía doméstica durante décadas, hasta casi caer en el olvido en los años de bonanza económica, afortunadamente, uno de los pocos elementos positivos que la crisis económica trajo es la recuperación de la percepción de lo necesario que resulta el ahorro.
Ahora bien, hay muchos modelos de ahorro diferentes, incluso aquellos que siguen apostando por el ahorro en el ladrillo, a pesar de la tremenda caída del valor de las propiedades inmobiliarias, o incluso quienes más allá no confían en ningún modelo de ahorro establecido y prefieren mantener la liquidez de sus ahorros. En cualquier caso, los productos financieros de ahorro han ido ganando terreno a pesar de unas circunstancias en general poco favorables y se convierten en parte importante de nuestras finanzas personales.
Ahorrar con productos financieros
Guardar el dinero bajo el colchón es inmovilizar nuestro dinero. Tenemos la tendencia a pensar que la no exposición de ese dinero, que esa inmovilización en definitiva, puede incluso ser más beneficiosa que opciones que pongan nuestro dinero, sin embargo, si nos atenemos a la lógica de la evolución económica, veremos como los incrementos de los costes de la vida y del valor del dinero, por muy pequeños que sean, siempre van en nuestra contra en relación al dinero inmovilizado. Por tanto una de las primeras premisas del ahorro debiera ser siempre poner nuestro dinero a trabajar.
Obviamente una de las opciones más claras de poner nuestro dinero trabajar es hacerlo a través de los productos financieros de ahorro.
Deuda publica
Probablemente en conjunto es una de las opciones con mayor nivel de seguridad. Esto en cualquier caso de cruzarse necesariamente con la situación socioeconómica que atraviese el país. Si observamos la evolución de la deuda pública en lo que llevamos de año comparado con tan sólo el año pasado comprendemos rápidamente cómo puede evolucionar a la situación de manera mucho más rápida de lo que puede parecer a primera vista.
Parte de las últimas emisiones en los últimos años han batido récords históricos en baja rentabilidad, sin embargo, la demanda ha sido realmente amplia, es decir, a pesar de la rentabilidad escasa sigue resultando un modelo atractivo por su seguridad para la colocación del dinero de los ahorradores.
Los Depósitos
Si dijéramos que durante los últimos tres años los depósitos han visto recortada su rentabilidad en más de un 400% (lo cual es cierto), probablemente el lector pensaría que la caída de las aportaciones a estos productos ha debido ser excepcional. Y, si bien es cierto que las aportaciones a los depósitos bancarios han disminuido en nuestro país, hoy en día siguen representando prácticamente el 50% de todas las aportaciones a productos de ahorro.
Para entender la importancia de lo anterior debemos saber que estamos ante el período histórico de menor rentabilidad de este tipo de productos, una caída en la rentabilidad que por ejemplo con respecto al pasado año 2015, presenta en estas mismas fechas más de un punto y medio de diferencia de media, lo que realmente es una enormidad.
A favor de los depósitos, desde el punto de vista de la seguridad, juega por supuesto la percepción del producto garantizado que el usuario tiene así como la cobertura hasta 100,000€ por parte del FGD… en su contra, como es evidente, una rentabilidad realmente baja y con vistas a seguir bajando.
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Las Cuentas remuneradas
Del mismo modo que ocurre con los depósitos, las cuentas remuneradas han sufrido de lo lindo en los últimos años. Baste recordar que hace tan sólo cuatro o cinco años era relativamente normal encontrarnos una cuenta remunerada por encima del 4% TAE sin limitación temporal, hoy en día, en estas mismas condiciones raro será que encontremos remuneración por encima del 1%, y, mucho más fácil es encontrar estos productos en torno a 0,5%.
A favor de estas cuentas los elementos de siempre; seguridad, liquidez y rentabilidad que dependiendo de la opción elegida puede resultar atractiva en comparación con la media del mercado. En contra obviamente la escasa rentabilidad.
En este punto es conveniente hacer un inciso para explicar que las coberturas del FGD, esos 100.00 euros no hace referencia a productos separados sino al conjunto de los productos y ahorros del usuario que entran dentro del rango de protección. Es decir si un usuario mantiene un depósito de 100,000€ la cobertura máxima y una cuenta de ahorro con €25,000 la cobertura máxima que el FGD proporciona es de 100.000€ y no más.
Planes de pensiones garantizados
Los planes de pensiones garantizados siempre se han visto como un instrumento de consolidación de los derechos adquiridos por una cartera de planes de pensiones a lo largo del tiempo. Es decir, se ha considerado más como un producto orientado a los últimos años previos a la jubilación para no poner en riesgo los derechos consolidados de la persona. Sin embargo, en los últimos años no son pocos los ahorradores que han visto en estos planes garantizados la posibilidad de, junto un beneficio fiscal, no arriesgar su capital y realizar aportaciones garantizadas en el tiempo.
Obviamente no es una opción que aporte grandes rentabilidades, pero, por otro lado presenta la seguridad que muchas personas buscan para sus ahorros.
Fondos de inversión garantizados
Generalmente tenemos la imagen, con los fondos de inversión, de un producto de riesgo, más orientado al inversor que al ahorrador. Si bien es cierto que, por ejemplo, los fondos de inversión de renta variable no responden necesariamente un perfil de ahorrador conservador, no es menos cierto que determinadas familias de fondos, como pueden ser los garantizados, la renta fija o los monetarios, han ganado mucho peso entre los ahorradores que, habida cuenta de la escasa remuneración y rentabilidad de otros productos de ahorro, aceptan ciertos pequeños niveles de exposición en algunos casos, o, en el caso de los garantizados, buscan obtener mejores resultados a través de estos productos.
En cualquier caso, y aunque es cierto que los fondos de inversión garantizados han crecido en los últimos años, esta no es la categoría de fondos con mayor crecimiento, lo cual indica que, efectivamente, el trasvase de ahorradores en busca de rentabilidad a los fondos se ha dirigido casi en mayor medida a opciones como la renta fija mixta o similar. A favor de los fondos de inversión, además de un mayor nivel de rentabilidad medio, debemos citar la liquidez que otros productos no ofrecen aunque, eso sí, debemos recordar que muchos por no decir todos los fondos garantizados se muestran más duros en cuanto a la liquidez y los rescates, asemejándose mucho a los garantizados de otras familias de productos financieros de ahorro.
Seguros de Ahorro, PPA, PIAS…
En paralelo al crecimiento de la conciencia de la necesidad del ahorro para la jubilación, y en general de la necesidad de ahorro como modelo económico doméstico, los productos de ahorro asociados a seguros de vida han crecido también de manera muy importante.
En los últimos años la oferta de estos productos en sus diferentes versiones ha crecido de manera considerable, hasta conformar un catálogo amplio en el cual el usuario pude encontrar, en algunos casos, rentabilidades incluso por encima de otros productos de ahorro garantizados. En su contra generalmente, tenemos que tener en cuenta una escasa liquidez durante los períodos de vigencia del producto, con unas penalizaciones elevadas en caso de rescate que los convierten en productos financieros muy poco aptos para quienes puedan llegar a tener necesidades de liquidez sobre sus aportaciones.
Por qué es tan importante el ahorro
En general se puede afirmar que es tan importante la cantidad que se ahorro como fomentar el hábito del ahorro. Del mismo modo que cuidamos nuestra salud física y mental o vigilamos la salud de nuestros vehículos o de nuestras viviendas, la salud financiera es un elemento que no siempre tenemos tan en cuenta como se debería. Y, sin duda, uno de los elementos fundamentales de la salud financiera descansa en el ahorro.
Aunque parezca un contrasentido, aquellas persona con el hábito del ahorro desarrollado a lo largo de toda su vida, no solo suelen gozar de unas buenas finanzas personales, también son personas que, sin abandonar el consumo, tienen un modelo de consumo más razonable y unos objetivos de gasto realistas.
Dentro de la importancia del ahorro, bien sea a través de productos financieros o de cualquier otro modelo que no ponga en riesgo la consolidación de las aportación, distinguimos dos grandes grupos.
El ahorro a corto y medio plazo
Este es el ahorro más visible, más difícil de llevar a cabo y, sin embargo, durante los primeros años de la vida profesional de las personas es probablemente el más relevante.
El ahorro a corto y medio plazo es el que permitirá en primer lugar consolidar un fondo de maniobra. Este fondo debe contener al menos tres veces la cantidad que supongan los gastos mensuales fijos y obviamente se concibe como una herramienta de choque ante gastos imprevistos.
Posteriormente el ahorro a corto y medio plazo es el que nos permitirá marcar objetivos concretos sin recurrir a la financiación con coste a través de productos como los préstamos o las tarjetas de crédito. Un buen ejemplo de esto es la posibilidad de ahorrar para unas vacaciones, para comprar un coche, etc.
La gran importancia de esta fase de ahorro, además de por lo evidente, es porque marcará nuestros hábitos con el dinero para el futuro. Si en este periodo podemos mantener una disciplina de ahorro, es probable que lo mantengamos
El ahorro a largo plazo
En este caso la importancia del ahorro parece más evidente. Tal y como apunta el sistema público de pensiones, en el futuro parece que buscar fuentes complementarias de dinero va a ser casi una obligación para no perder el poder adquisitivo.
En este sentido se trata de un ahorro en el que ya influyen más los productos financieros elegidos y donde las decisiones deben realizarse con la vista larga, pensando en el largo plazo y en la consolidación de los ahorro más las rentabilidades obtnenidas en el tiempo.