No es ningún secreto que el mercado inmobiliario español se encuentra poco menos que paralizado. Esta cuasi-paralización también ha llegado al otorgamiento de hipotecas nuevas para comprar esas viviendas. No solo por el endurecimiento de requisitos de las entidades financieras, sino también por las pocas ganas de endeudarse que tiene la gente, más allá de la imposibilidad de muchos que se encuentran en paro.
Sin embargo, esto toca el balance de muchos bancos y cajas. No solo por el camino de la morosidad, superior al 5% en la media del sistema, sino también porque una de las principales formas de ganar dinero de las entidades es conceder créditos. Por ello, ya se están preparando para volver al ruedo, de la mano de la desaparición paulatina de lo peor de la crisis.
En este sentido, los bancos y cajas se preparan para un segundo semestre donde proliferararían las ofertas agresivas de préstamos hipotecarios, en búsqueda del cliente con cierta capacidad de ahorro.
Si bien las condiciones para acceder a una hipoteca serán mucho más duras que en plena bonanza económica de un lustro atrás, los segmentos que más la sufrirán son los más jóvenes y los no residentes. El escenario de baja de precios de las viviendas hace que a muchas personas les convenga dejar de pagar la cuota, ya que están pagando por una casa mucho más de lo que vale.
El problema para la concesión de hipotecas nuevas, según los expertos, es que hay un stock de 1,2 millones de viviendas en venta y los precios no han bajado lo suficiente para que la gente compre.. Para que el mercado vuelva a funcionar, los precios deberían caer un mínimo del 20%, cosa que podría ocurrir entre el segundo semestre de este año y el primero de 2011.
Por supuesto, los bancos y las cajas estarán preparadas para salir en una nueva «guerra de hipotecas». Y el consumidor debería favorecerse de ello.