Veremos que nos depara el destino para este nuevo año 2013, tendremos que esperar a que comience este nuevo año para ver cual es el comportamiento de los productos de ahorro.
En términos prácticos comenzamos a considerar que un deposito a plazo pertenece al grupo del largo plazo, cuando tiene un vencimiento igual o superior a los dos años.
Este tipo de productos destinado al ahorro-inversión es ideal para aquellas personas que no desean correr riesgos, al conocer el rendimiento a obtener de antemano, al tiempo de que disponen de un excedente de dinero que no necesitarán utilizar durante el lapso por el que contratará el producto.
Recordemos que los depositos a plazo son uno de los productos que en el argot bancario se llaman “de pasivo”, es decir, aquellos por los que usted deposita dinero en bancos o cajas, entidades que quedan obligadas a efectuar su devolución en las condiciones previstas de antemano para cada producto. De esta forma los depósitos a plazo se diferencian de las cuentas corrientes (depósitos a la vista), y las cuentas de ahorro, por la disponibilidad del dinero.
En particular, un depósito a plazo es un producto en el que usted entrega una cantidad de dinero a una entidad bancaria durante un tiempo determinado, recibiendo como contraprestación por su dinero una determinada remuneración pactada (el interés bancario), ya sea al vencimiento de dicha colocación o en función a una determinada periodicidad pactada de antemano.
Es normal que dentro de lo que se denominan depósitos a largo plazo encontremos propuestas en las cuales el pago del rendimiento que ofrecen, resulte estable durante toda la vida del depósito o que el mismo vaya variando a medida que transcurre el tiempo. De esta forma, distinguiremos entre los depósitos a tipo fijo y con interés creciente, tan sólo por la forma en que abonan los intereses.
- Interés fijo: El pago de los intereses en cada una de las fechas de cobro pactadas será igual, independientemente de que nos encontremos al inicio o hacia el final del plazo del depósito.
- Interés creciente: Es una modalidad bastante popular entre los depósitos a largo plazo. En este caso, el pago de los intereses se va incrementando a medida que nos acercamos al vencimiento de la colocación. Es decir, que habiéndose pactado un determinado rendimiento por su dinero, la entidad abonará el mismo en cuotas crecientes.
El negocio de los depósitos en lo que va de este 2012, ha sido bastante variable, ya que las entidades en su desesperación por captar clientela han probado distintas combinaciones, lanzando productos con rentabilidades muy elevadas a diversos plazos y destinados a la captación de dinero nuevo. Al mismo tiempo, han proliferado las propuestas combinadas, es decir aquellas que ofrecen un tipo fijo, normalmente a corto o medio plazo y una rentabilidad variable para el resto de la inversión, atada a un periodo que normalmente supera los tres años.
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Lo que nos queda por aclarar para cerrar el tema de los depósitos a largo plazo es que las descriptas corresponden a las ofertas en materia de depósitos tradicionales. No obstante en el mercado, encontraremos otros tipos de depósitos los que se han denominado estructurados y en los que la rentabilidad (o al menos una parte de ella), se encuentra vinculada a la evolución de un índice, al valor de una cesta de acciones o incluso al acaecimiento o no de un hecho futuro.
A continuación encontrará el video del que queda configurado como el mejor depósito a largo plazo:
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