La reforma de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas que se está promoviendo libera las manos a las Comunidades Autónomas para crear nuevos impuestos, dejando la vía libre para que se puedan crear un amplio abanico de tributos.
Esto podría implicar una gran ayuda para las Autonomías, que están sufriendo la sangría de recaudación producto de la recesión y el desempleo en sus regiones.
Todo se resume en el artículo 6.3 de la Ley, que permite que aumente la creación no solo de impuestos verdes, sino también tributos de otro tipo, como el que grava a las grandes superficies. Textualmente, el citado artídulo dice «las comunidades autónomas podrán establecer y gestionar tributos sobre las materias que la legislación de Régimen Local reserve a las Corporaciones locales”.
Traducido, esto significa que las autonomías podrán crear impuestos que antes solo podían hacerlo las autoridades locales. un simple ejemplo para graficar la situación: si había un impuesto local que gravaba la disposición de residuos, ahora las Autonomías podrían aplicar un nuevo tributo de caracter autonómico que grave el mismo hecho imponible (o mejor dicho, «similar» cuestión).
Concretamente, con esta reforma se levanta la prohibición a las autonomías de establecer tributos propios sobre materias imponibles gravadas por los impuestos locales. Sin embargo, muchas de estas cuestiones se encuentran en estudio por el Tribunal Constitucional, que tiene pendiente recursos contra las tasas impuestas a las grandes superficies en varias autonomías.
Esto significaría que, por aplicación de la nueva ley, esos recursos serán convalidados, ya que desaparece la colisión de tributos locales y autonómicos. Aca se abre un nuevo debate: ¿es correcto que se cobren dos impuestos por un mismo hecho imponible? Aquí, y en todo el mundo, a esto se le llama Doble Imposición, y raya los límites de la legalidad.
Mejor dicho, la legalidad estaría asegurada con la promoción de la nueva ley. El problema es que no sería lícito (definición de lícito: que estaría conforme con la moral o de acuerdo con la razón).
En fin. Frente a recesiones, el libro del buen economista habla acerca de bajar impuestos y estimular el consumo y la inversión. Con más impuestos, el dinero irá al Fisco y quedará menos para el consumo, lo que no ayudará a la recuperación de la economía, el empleo y la producción.