Termina el 2007 y es época de hacer balances. Desde el vamos no es necesario explicar que fue un duro año para los mercados financieros mundiales, sobre todo en el segundo semestre con la crisis de las hipotecas norteamericanas. Y uno de los productos más afectados por esta crisis fueron los Fondos de Inversión.
Los derrumbes producidos en los distintos mercados han hecho que las rentabilidades que los fondos de inversión habían acumulado durante meses desaparecieran en cuestión de días, afectando sus valoraciones y las capacidades de pago de numerosas entidades, sobre todo de las que estaban más expuestas a los títulos garantizados por las hipotecas SUBPRIME.
Dentro de este escenario, tras el máximo histórico alcanzado en mayo con 261.000 millones de euros, la caída patrimonial de los fondos de inversión comenzó en junio hasta llegar a 242.779 millones en noviembre. Los fondos de inversión que más han notado la caída son los de renta variable. Hasta octubre, el patrimonio de estos productos bajaba un 18%.
¿Cuál es una de las mayores razones de estas disminuciones? Según un analista de Morning Star, «La incertidumbre lleva a la gente a los depósitos». ¿Por qué? Cálculos de distintos asesores daban como resultado que la rentabilidad media de los fondos de inversión hasta comienzos de diciembre era del 1,6%. En octubre el mismo cálculo se elevaba al 4,5%. La rentabilidad que ofrecen muchos depósitos financieros en los últimos meses es similar a esta última, y sin riesgos de ningún tipo.
A esto se le suma que con las turbulencias financieras han llegado las dificultades de los bancos para captar liquidez y para subsanarlas han volcado su estrategia comercial hacia la captación de depósitos. Esto empuja a la banca a canalizar el dinero de los ahorradores desde los fondos hacia los depósitos. En cierta forma, los bancos inducen al cambio. El resultado: una guerra encarnizada de captación de ahorro a través de subas en los tipos de interés de esos productos.