Las grandes fortunas están aprovechando los cambios normativos recientes y están cambiando sus políticas de inversión.
Las sociedades de inversión de capital variable (Sicav), que constituyen el medio por el que invierten los grandes patrimonios, comienzan a optar por una forma de inversión más flexible que les permita la inversión directa en bonos y acciones, en lugar de invertir la mitad de su patrimonio en fondos.
Con el cambio de política de inversión, las Sicav podrán seguir invirtiendo en fondos, pero con más libertad.
En lo que va de año, cerca de 200 Sicav han aprovechado las juntas de accionistas ordinarias para cambiar su política de inversión, por un perfil más flexible.
Esta nueva postura puede resultar beneficiosa para un sector castigado por los escándalos como el del estafador Bernard Madoff, ya que hasta ahora se veían obligadas a invertir en fondos la mitad de su patrimonio aún cuando las circunstancias del mercado no fueran las más adecuadas.
En este nuevo modelo la única diferencia podrá ser de tipo fiscal, ya que si la gestora invierte menos de un 10% de su patrimonio en fondos, se verá sometida a la retención de las plusvalías dentro de la sociedad. Como se puede advertir, es muy amplio el margen que contarán las Sicav para elegir sus activos y oportunidades de inversión sin tener que alterar su condición fiscal.
La proliferación de distintos fondos, la falta de información respecto de los mismos, las dudas en las auditorías, responsabilidades del depositario y otros han hecho que los inversores hayan incurrido en un profundo desencanto por los fondos. Sin embargo, la inversión en acciones y bonos no está libre de riesgos y pueden llegar a producir las mismas sorpresas desagradables que los fondos.
Solo con el asesoramiento adecuado, los inversores pueden protegerse de “malas” inversiones, por lo que sólo resta que las Sicav opten por productos más sencillos y transparentes.