Desde hace meses que estamos viendo como el euribor -el tipo de interés interbancario europeo de referencia- se desploma desde sus máximos históricos hasta llegar a los mínimos históricos en los que cotiza en la actualidad. El ciudadano común se regocija al leer en los periodícos que dicha baja se traduce en un ahorro de una cantidad X de euros en las cuotas de las hipotecas.
Pero cuando estas mismas personas se acercan a las entidades, descubren que los tipos de interés aplicables son mucho mayores. ¿Que está sucediendo entonces?
En un entorno de fuerte repunte de la morosidad, tensiones de liquidez y más riesgos, los bancos y cajas, entre los que encontramos a importantes entidades como Santander, BBVA, Sabadell, Bankinter, Banesto o el online ING Direct entre otros, han ajustado sus ofertas en el último año, aumentando los diferenciales, en algunos casos en más de medio punto porcentual.
Esta puede ser una de las causas de la caída de la formalización de hipotecas. Aunque no la única, ya que la mayor tasa de ahorro de las familias unidas al deterioro económico y financiero de ellas logró que, por ejemplo, en enero se formalizaran un 44% menos de préstamos que hace un año.
Esta situación de paradoja -euribor más bajo, hipotecas más caras- no hace otra cosa que confrmar lo que piensa la mayoría de la gente de los bancos: en las malas, el costo lo paga el cliente. En las buenas, también. El banco nunca reduce su beneficio, a costa incluso de situaciones injustas con sus clientes.