Al contratar una hipoteca uno se embarca en una de las mayores obligaciones de su vida. Tanto el monto que uno debe solicitar como el amplio plazo para su devolución, implica que uno se encontrará atado a una obligación financiera importante, por un periodo de entre 20 y 35 años de promedio.
Es por ello, que es importante analizar las posibilidades que uno puede manejar antes de contratar un préstamo de estas características para minimizar el riesgo de no poder hacer frente a los pagos pactados, independientemente de las circunstancias que nos depare el futuro.
Si lo que nos preocupa son las subidas de los tipos de interés existen básicamente tres formas de cubrirnos:
- Contratando una Hipoteca a tipo fijo, en la cual conocemos el tipo de interés aplicable durante toda la vida del préstamo.
- Contratar una Hipoteca a tipo variable pero con cuota fija mensual, es decir que se pagará un tipo de interés variable, vinculado al indicador seleccionado (Euribor, IRPH), pero la cuota se mantendrá constante en función a la adaptación del plazo de amortización.
- Contratar un seguro de tipo de interés
Si por el contrario no es la subida de los tipos de interés sino la imposibilidad de hacer frente a los pagos de las cuotas, también manejamos distintas opciones:
- Hipotecas con carencia: existen ciertos préstamos que permiten el aplazamiento de cuotas, por un periodo determinado, y no sólo al inicio del préstamos sino a lo largo de la vida del mismo
- Contratar un seguro de amortización de la hipoteca: se trata de una cobertura para aquellos casos en los que no podamos hacer frente al pago de las cuotas de la hipoteca, donde la entidad aseguradora, nos sustituirá como pagadores.
- Contratar un seguro de vida, en el caso extremo del fallecimiento, contar con esta cobertura nos permitirá dejar a nuestros herederos libres de cargos, ya que la entidad aseguradora se hará cargo del importe adeudado.