El título, con su carga de ironía, no deja de mostrar lo que queremos decir: Estamos frente al posible final de los depósitos de corto plazo tal cual nos habíamos acostumbrado en el último año. De hecho, es el momento en que quizá prime la lógica y vuelva todo a la normalidad.
¿Cual es la normalidad? Que los depósitos a más plazo remuneren mejor que los de corto. Y esto es lógico: tener inmovilizado el dinero durante más tiempo implica un mayor riesgo, que se traduce en un mayor tipo de interés. Algo de esto estamos viendo en los distintos rankings de depósitos.
Y hablando de tipos de interés, con los tipos de referencia del BCE en el 1.25% y el euribor en poco más del 1.70%, es lógico que las rentabilidades ofrecidas por los bancos estén prácticamente por el piso. Y este es el punto. ¿Cómo convencer a un cliente de que contrate ahora un depósito?
Los expertos dicen que un depósito no va a ofrecer mucho más del 1,5% a la vuelta del verano y esto va a motivar que los clientes pongan un porcentaje mayor de sus ahorros en cuentas de ahorro. La segunda tendencia resultante es que los clientes piensen en plazos más largos.
Y este es el punto. Contratando ahora un depósito a plazo por lo menos de un año, nos estaremos asegurando algunos tipos de interés que aún son interesantes. En este momento, la jugada es esa: asegurarse rentabilidad para tratar de ganarle al escenario de bajada de tipos generalizada con el que empezamos el año y que promete pronunciarse en el futuro.
Conclusión: lso depósitos de corto plazo con buenas rentabilidades desaparecerán, dejandole el lugar de privilegio del ahorro a las cuentas remuneradas y a los depósitos de por lo menos 1 año de plazo.