El mundo está loco loco loco. Ese era el título de una película de los años 80, pero bien puede aplicarse a este último año en cuanto a la economía.
No hay más que mirar los gráficos del IPC 2008 y las perspectivas del IPC 2009 para darse cuenta que, en cuanto al movimiento de los precios, se ha pasado de un infierno por los altos valores al probable infierno por los valores negativos.
Pero vamos por partes: ¿Que es la deflación? La deflación es la caída generalizada del nivel de precios de bienes y servicios en una economía. Es el movimiento contrario a la inflación. Esta situación en que los precios disminuyen es producida, básicamente, por una falta de demanda, y es mucho más temida por los empresarios que la inflación.
El gran problema de la deflación es que puede desencadenar un peligroso círculo vicioso: los comerciantes, faltos de ventas, tienen que vender sus productos para cubrir al menos sus costos fijos aún a costa de resignar su beneficio, por lo que bajan los precios. Con precios bajando de forma generalizada, la demanda se disminuye más, porque los consumidores entienden que no merece la pena comprar si mañana todo será todavía más barato.
La consecuencia más grave, sin embargo, proviene de este mismo círculo vicioso: la deflación se convierte en causa y efecto de la falta de circulación del dinero en la economía, porque todos prefieren retenerlo. La perspectiva del ciudadano común es guardar el dinero porque, estima, podrá comprar más bienes en el futuro.
De más está decir lo que produce esto: recesión, caída de ventas y contracción de la economía. El resultado: acumulación de stocks y quiebra de la industria al no encontrar salida a sus productos. Las pérdidas empresariales se multiplican y la economía, finalmente, se derrumba.
¿Sucederá esto en el 2009? Las previsiones no auguran tal apocalipsis, pero sería interesante que se vayan tomando medidas para contrarrestarlo…