Repentinamente (o no tanto), el panorama del sistema financiero español se ha ensombrecido. La rebaja de Moody’s a la calificación de la deuda del gobierno español de Aa1 a Aa2 con perspectiva negativa ha puesto nuevamente en el tapete el problema de capitalización que tiene una buena parte del sistema financiero español.
Moody´s citó como uno de los motivos para la decisión su estimación de que los bancos españoles necesitarán entre 40.000 millones y 50.000 millones de euros para cumplir con las exigencias de Basilea III, en línea con los pronósticos de varios analistas. Otros, sin embargo, dibujan un escenario todavía más extremo, estimando que podrían necesitar entre 110.000 millones y 120.000 millones de euros. Estos numeros contrastan -y bastante- con las estimaciones hechas por el Banco de España, quien ha dicho en alguna oportunidad que las entidades financieras del país necesitarán 15.150 millones de euros de capital adicional.
Esta diferencia de capital puede tener varios motivos. Uno de ellos, según han descripto los analistas, es que los reguladores españoles utilizan definiciones diferentes del capital base, una medida clave de la capacidad de un banco para absorber pérdidas inesperadas. Por ejemplo, no requieren que los bancos españoles deduzcan las inversiones en las compañías de seguros y, en algunos casos, les permiten incluir bonos convertibles obligatorios, un tipo inversión de deuda que se convierte en capital bajo ciertas condiciones. En otros países, como Reino Unido, esta práctica no está permitida. De una forma u otra, la verdad es que aun hay varios eslabones débiles entre los bancos y cajas de ahorro españolas.
La nueva normativa que exige a todos los bancos que cotizan en bolsa contar con un ratio de capital básico de 8%. Para los bancos que no cotizan, fijó un nivel de 10%. El gobierno ha dado a los bancos hasta septiembre para que cubran sus déficits de capital con dinero procedente de fuentes privadas. De lo contrario, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, o FROB, financiado por el estado, les dará el capital a través de la compra de participaciones. Dicho de otra manera, se nacionalizarían parte de las entidades en apuros a partir de la entrada en el capital accionario del Estado. En algunos casos, sin embargo, concederá prórrogas hasta diciembre para la venta de participaciones a inversionistas privados y hasta marzo de 2012 para las ofertas públicas iniciales.
¿Cual es la peor de todas?
Hay varios grupos financieros que se encuentran en la mira del Banco de España. Pero la peor de todas las entidades financieras en la actualidad es la nueva Bankia. Bankia, la entidad creada hace poco a partir de siete cajas de ahorros que no cotizan en bolsa lideradas por Caja Madrid, registró el mayor déficit de capital con 5.780 millones de euros. No obstante, si sigue adelante con su planeada salida a bolsa, tendrá que cubrir un déficit de tan sólo 1.800 millones de euros porque los bancos cotizados tienen menores requerimientos de capital.
Otras entidades en problemas son Unnim, NovaCaixaGalicia y Catalunya Caixa. De hecho, fuentes del Banco de España han dicho que se espera que las Cajas de Ahorro se reduzcan a un máximo de 10 en lugar de las 17 que existen en la actualidad (recuerden que antes de la crisis habñia más de 40). En este contexto, es muy posible que en no mucho tiempo estemos hablando de fusiones de SIP con SIP. El futuro nos traerá, casi con seguridad, entidades financieras mucho más grandes que las actuales.