Dentro de la especialización que muchos productos financieros alcanzan fundamentalmente basada en los perfiles de edad de los usuarios (aunque por supuesto existiendo otros matices) no son precisamente de los créditos un producto que brille por una alta gama de ofertas para este perfil de usuario, es cierto que existen algunas propuestas muy concretas, de las que en este caso vamos a excluir los créditos para estudios ya que constituyen una categoría en sí mismos, pero por regla general nos vamos a encontrar ante un modelo de crédito escaso, de no muy sencillo acceso y con condiciones tampoco especialmente brillantes, aunque alguna excepción podemos encontrar.
En líneas generales nos vamos a encontrar con propuestas de financiación no muy alta, escasamente por encima de los 10.000 € para períodos de devolución de los créditos tampoco excesivamente amplios que pueden ir entre los tres y los cinco años y donde, sólo en muy pocas opciones encontramos periodos de carencia.
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A la hora del acceso a estos productos, con una presencia en contratación online lo relativamente alta, vamos a encontrar dentro de los casos de la oferta productos muy concretos dirigidos a la financiación de cuestiones puntuales, pero, esto no debe hacernos pensar que las condiciones de análisis de riesgo de las entidades van a ser menores que en otros tipos de financiación, al contrario, incluso pueden llegar a ser superiores dada la posibilidad de que un perfil de usuario joven no disponga ni un historial crediticio propio ni de unos ingresos constantes y regulares.
De media la gran mayoría de estos créditos que nos hemos encontrado van a proponernos un tipo de interés fijo y estable durante la vida del producto, que escasamente se va diferenciar de la media de los créditos personales estándar, aunque, es cierto, puede modificarse a través de la posesión de otros productos específicos para perfil de usuario joven de la entidad y obtener algunas rebajas.
El mejor consejo para evitar caer en la trampa y evitar los peligros de los créditos rápidos es leer bien la letra pequeña del contrato y no precipitarse en la decisión. Es importante dejar de lado el coste mensual del préstamo y tener en cuenta el coste total, que nos dará una visión más real sobre lo que estamos pagando. Para eso debemos tener en cuenta la TAE del crédito y no la TIN o tipo de interés nominal.
En el apartado de comisiones y gastos si es cierto que la media de estas comisiones y gastos aplicadas a los créditos jóvenes suele situarse ligeramente por debajo de la media de un crédito personal al uso.
En definitiva estamos ante un producto financiero con no mucha oferta, no excesivamente atractivo el inicio, y que puede ser fácilmente batido en cuanto a propuestas por otros modelos de créditos personales existentes en el mercado que no exigen perfiles concretos de contratación.