En primer lugar no debemos alarmarnos. A pesar de los comentarios tremendistas de los primeros compases de la actual crisis griega, la influencia de esta sobre el conjunto de la economía no ha sido especialmente grave, y, desde el punto de vista de la empresa apenas hemos notado impacto, salvo obviamente los movimientos a la baja de las empresas presentes en el Ibex 35 y lo que esto ha generado.
Para entender este impacto moderado, que de hecho en el día a día de las empresas, salvo aquellas afectadas por las oleadas de la bolsa, o, aquellas con una implicación directa en el país heleno, apenas se ha notado, debemos tratar de entender con más amplitud lo que ha ocurrido, y, afortunadamente empezar a no pensar en lo que podría haber ocurrido.
Efectos menos negativos de lo esperado
Y es que, el impacto de la crisis griega sobre las economía familiar va directamente ligado al impacto que esta crisis pudiera originar el conjunto del Estado, como es comprensible.
Desde el punto de vista de la posible deuda, aquella que se solicitaba conmutar y de la que España es propietaria en alrededor de 28.000 millones de euros, lo cierto es que la exposición al riesgo comparativa con otros países europeos era (y es) inferior.
Curiosamente, es en el momento del corralito griego cuando hemos empezado a ver el aumento en algunos marcadores significativos, por ejemplo, la confianza en el ahorro con el aumento de los depósitos de particulares que crecían ya desde antes de la explosión de la crisis griega, pero que han seguido haciéndolo durante su desarrollo.
Tampoco hemos notado la salida de inversor extranjero por pérdida de confianza, otro detalle muy relevante, y mucho menos el rampante ahorro en fondos de inversión que sigue creciendo superando ya 15% desde el comienzo de año. Todas estas señales indican que efectivamente el impacto se ha podido dar pero no ha modificado sustancialmente el camino que la economía española ya llevaba durante este curso.
Pero también hay efectos negativos
Claro está que existen efectos negativos como hemos visto en el aumento de la prima de riesgo de más de 60 puntos, también hemos visto el aumento de la rentabilidad del bono a 10 años que alcanzaba su nivel más elevado del año 2014, colocándose en el 2,3%, un dato relevante si tenemos en cuenta que este mismo año al cierre del primer trimestre del bono a 10 años se situaba por debajo del 1,2%.
Por tanto es en la bolsa y en estos elementos donde mayor nivel de volatilidad podemos haber contemplado, e incluso aun podremos llegar a ver, sin embargo, no parece comprometida en absoluto la situación de estabilidad, y de hecho, superada en inicio la crisis al menos sobre el papel, ya se puede hablar más de consecuencias políticas que económicas en el ámbito europeo.
¿Y mi empresa lo va a notar?
En principio, y salvando los supuestos ya citados anteriormente, su empresa no debiera notar de manera perceptible ningún aspecto tras los sucesos de este mes en Grecia. El volumen de la deuda griega con España, la situación de la inversión creciente, y la recuperación de la confianza relativa del ahorro, apuntan a un escenario de relativa calma, en el que tampoco tenemos que asustarnos en exceso por los movimientos de la bolsa, ya que, las inversiones directamente expuestas a la deuda griega ya llevaban meses ajustándose en virtud de los avisos evidentes de la cercanía de la crisis.
También te puede interesar
Cómo protegerte de los fraudes en las compras en internet
Ventajas y desventajas de vincularte con una entidad financiera
¿Cuánto te puedes gastar en tus vacaciones? ¿Y cuánto debes gastar?