El riesgo de cambio es uno de los muchos riesgos que amenazan a una empresa. Éste es consecuencia de la participación de la empresa en el comercio exterior, a través de la realización de inversiones materiales fuera de las fronteras del país, de la compra de valores en divisas extranjeras o simplemente de la compra y la venta de mercancías al exterior.
La gran volatilidad que podemos observar en los últimos meses en los mercados de divisas puede ser un factor desfavorable que influye en el resultado financiero o en la posición de una empresa. Los problemas más frecuentes del riesgo de cambio pueden provenir de:
Estos problemas pueden causar la falta de una gestión del riesgo financiero adecuada. El riesgo de cambio también afecta a las personas físicas junto con la creciente popularidad de los créditos en moneda extranjera: las llamadas hipotecas multidivisas.
Si tenemos que definir el riesgo de cambio, podríamos describirlo como la posibilidad de cambio del valor de los flujos de dinero u obligaciones que se desprenden de las variaciones del tipo de cambio. Muy técnico,¿ no? Bajado al lenguaje común, al ser una variable cuyo comportamiento no se puede prevenir y está fuera del alcance de la persona o empresa, conlleva un riesgo de beneficio o pérdida constante.
Teniendo en cuenta esto, la gestión del riesgo se traslada a la limitación de las posibles variaciones del valor de los elementos. Este objetivo se puede conseguir gracias a las transacciones de coberturas que utilizan instrumentos derivados.
¿Cómo gestionar el riesgo de cambio? El objetivo principal de la gestión del riesgo de cambio es la estabilización en el presente del valor de los flujos futuros en moneda extranjera. De esta manera, encontramos dos métodos que utilizan la mayoría de los brokers:
Ahora ya sabe de que se trata el riesgo de cambio. Algo que se encuentra de moda por estos tiempos. Como todos los términos raros de la economía…