Hoy en día, el principal interrogante de gran parte del mundo financiero es la disyuntiva de que deben hacer los gobiernos de las economías más poderosas del planeta. ¿Deben seguir gastando sumas siderales para evitar una posible segunda recesión mundial o deben ahorrar más para tratar de contener sus deudas en niveles récords y de esta manera recuperar la confianza de los inversionistas?
Sin duda, esta pregunta le saca el sueño a más de uno. Y lamentablemente, cualquiera de las opciones traerán aparejadas grandes problemas en el futuro, a pesar de este «veranito» financiero que estamos transitando, del cual cada vez se suman dudas acerca de su duración.
Estrategas financieros de la talla del banco frances Societe Generale considera que estamos a las puertas de una recesión profunda y duradera, «maldita» es la palabra que utiliza el estratega de inversiones en Londres del banco, Albert Edwards.
En declaraciones efectuadas al prestigioso periódico New York Times, el analista dice que esta próxima recesión puede causar un colapso bursátil de por lo menos el 60% -similar al que vivimos hace unos años- y que posteriormente se producirá una estanflación, que es un estancamiento de la economía con una inflación promedio del 20 o el 30% por varios años, producto del descalabro obrante a raíz de la impresión de dinero desesperada de los bancos centrales que tratarían de esta manera hacerle frente a la maldita recesión.
Este escenario apocaliptico es escalofriante, y si bien no es más que un pronóstico, se basa en los problemas que son ocasionados por las dudas sobre la sostenibilidad de la eurozona, las preocupaciones de la Fed con respecto a la posible vuelta a la recesión en EEUU y en la sospecha de que el motor del crecimiento chino pueda detenerse.
Entre los economistas siempre ha habido varias clases, de las cuales las más conocidas son los «bajistas» y los «optimistas». Los bajistas son, en la actualidad, los más escuchados, y han ganado respeto desde el crack de las hipotecas subprimes. Sin embargo, estos «depresivos crónicos» no siempre tienen razón, ni mucho menos. Pero ya nada es ridículo.
Muchos analistas vaticinan la llegada de una segunda ola de recesión, que podría convertirse en una depresión parecida a la de los años 30 en EEUU, e incluso varios se juegan por una bancarrota de Reino Unido. La débil recuperación que experimenta el mundo en cuanto al gasto de la industria y las familias solo quedaría en eso, ya que las personas y las compañias seguirán renuentes a pedir prestamos y a gastar.
En fin. Estas son funestas opiniones sobre un futuro muy sombrío. Es importante destacar que es solo un punto de vista, que tiene sus fundamentos, pero que hoy mismo es igualmente probable que una recuperación plena en unos años. De una forma u otra, aun nos quedan varios años de crisis, con nuevos problemas que irán surgiendo, como una probable crisis de deuda soberana, alta inflación o caída de bancos. El futuro no estña escrito, y en economía, ni siquiera podemos estar seguros que uno más uno es dos.