La parálisis en la que se encuentran sumidas las economías de EE UU y la UE, dominadas por altos niveles de incertidumbre, han llevado a que hoy sea difícil ganar dinero en las principales Bolsas, pero bastante fácil perderlo.
Si bien, los resultados de las empresas comienzan a mostrar leves mejorías, el peso de la deuda pública es tan profundo, que los severos planes de austeridad y control de gastos, no permiten un adecuado estímulo al consumo, la industria no logra recuperarse debidamente y el nivel de desempleo sigue demasiado alto.
Un claro ejemplo, de lo antedicho, es el retroceso que se ha registrado en el Ibex en lo que va del año. Es por ello, que los especialistas recomiendan buscar los beneficios, en otra parte. Las alternativas sobran, cuando las inversiones se dirigen hacia los países emergentes.
Los niveles de deuda de los países emergentes, en este momento son bastante menores si los comparamos a los de los mercados desarrollados. Esto les otorga una ventaja competitiva, con un gran potencial de crecimiento. ¿El motivo?, pues bien, estos países, no van a verse limitados por la presión fiscal asociada a la reducción del endeudamiento público que deberá alcanzarse en los próximos años en el mundo avanzado.
Los mercados BRIC, es decir, Brasil, Rusia, India y China han mostrado que pueden ofrecer un excelente beneficio a quienes apuestan a ellos. Existe una amplia variedad de productos que se comercializan que invierten en diversos sectores y empresas de estos países. La opinión de los expertos, consideran a Rusia como el que mayor potencial de crecimiento ofrece en el contexto actual.
Pero no sólo Rusia, constituye un buen mercado. La desintegración de la URSS, ha abierto a los inversores a países como Bulgaria, Rumanía, Polonia o Hungría. En el último tiempo, Turkmenistán, Kazajistán, o Azerbaiyán también aportan interesantes opciones de inversión vinculadas con los sectores del petróleo o la banca.
En el foco de atención de los especialistas también encontramos a países como Turquía, Corea del Sur, Hong Kong, Sudáfrica, México y Taiwán.
Además de su endeudamiento limitado, su riqueza en materias primas, así como una población joven y en expansión, brindan a estos mercados un potencial de crecimiento infernal, asociado a la creación de un gran mercado doméstico.