Ante la evidente falta de acuerdo entre las partes por un lado, y las presiones recibidas desde los mercados y la UE por el otro, la Reforma Laboral se encuentra en su fase final, con díficil pronóstico de consenso. Para hacer frente a este consenso, el Poder Ejecutivo presentará un documento que tratará de contentar a todos.
La propuesta -aun no cerrada- consiste en no abaratar ninguna de las indemnizaciones que reciben los trabajadores al ser despedidos, pero se crearía un fondo que subvencione parte de estos costes al empresario.
En el nuevo proyecto, que intenta llegar a consenso con los gremios y los empresarios, se mantendrían así las indemnizaciones de 20 días si el despido es procedente, de 33 días si es improcedente objetivo para el contrato de fomento, o de 45 para todas las modalidades de rescisión improcedente del modelo indefinido ordinario y del improcedente por causas disciplinarias del de fomento.
A cambio del apoyo de las patronales, se crearía un fondo especial dentro del de Garantía Salarial (Fogasa) para financiar a los empresarios 8 días de cada indemnización que paguen. De esta manera, se cumple con la exigencia de abaratamiento de despido por parte de la patronal y la exigencia de no reducir las indemnizaciones a los trabajadores por parte de las organizaciones sindicales.
A su vez, la reforma incluiría un plan específico de empleo joven, asociando más bonificaciones a la contratación de este colectivo, o la aplicación del llamado modelo alemán. Éste facilita las reducciones de jornada como alternativa al despido, compensando a los trabajadores afectados con prestaciones.
En fin. La reforma es un hecho, absolutamente necesaria para que las cuentas le cierren a la economía fiscal. Lo importante es que queden todos contentos, algo imprescindible para evitar problemas futuros…