Brasil, la principal economía de América Latina, se perfila como uno de los países emergentes que liderarán la recuperación de la economía mundial en los próximos años.
Esta positiva situación ha desviado una buena parte de las inversiones mundiales hacia el gigante del sur Latinoamericano.
La moneda brasileña, el real, está viviendo un rally que impulsa al Gobierno de Lula Da Silva a efectuar numerosos esfuerzos por reducir su escalada.
En el marco de las medidas tendientes a controlar a su propia moneda, el Gobierno de Brasil impuso el pasado mes de Octubre un nuevo impuesto sobre las compras extranjeras de acciones y activos de renta fija.
Este gravamen del 2% sobre dichas operaciones, no ha demostrado aún su eficacia. Sin embargo, una mayor apreciación del real producto de las inversiones que se dirigen al país latinoamericano, podrá derivar en mayores y nuevos controles por parte del gobierno de Brasil.
El real ha subido un 34% en lo que va del año. La apreciación que sufrió y continúa sufriendo el real la convierte en la segunda moneda de mejor desempeño en el mundo.
El incremento en la demanda de materias primas, principalmente por parte de China, generó una entrada de capitales de una magnitud inusual. Fueron 17.600 millones de dólares los que ingresaron en la economía brasileña en octubre. Esta cifra duplica y hasta casi triplica los números de los meses anteriores, donde ingresaron entre 6.000 millones y 8.000.
Sin duda este descomunal ingreso de capitales, es uno de los factores que justifican el comportamiento del real. Si el gobierno no toma medidas, la apreciación de esta moneda, incrementará la presión sobre los exportadores, así como contribuirá al incremento de la inflación.
Actualmente el acceso al crédito se ha visto facilitado por la política monetaria del país, sin embargo, si no se controla la entrada de capitales el Banco Central de Brasil podría verse obligado a elevar los tipos con el objetivo de controlar la inflación.