Todos sabemos qué son las hipotecas: un préstamo otorgado por alguna entidad financiera con el fin exclusivo y excluyente de afectar dicho crédito a la compra de una propiedad cualquiera. En pocas palabras, la compra a plazo de un inmueble. Pero, la HIPOTECA INVERSA, ¿de que se trata?
Podemos comenzar describiendo a grandes rasgos lo que es: como su nombre lo indica, es la operación contraria a la hipoteca común. Se trata de un instrumento financiero por intermedio
del cual una persona firma la venta de la propiedad y como contraprestación, puede recibir el dinero correspondiente a la operación en dos formas:
En ambos casos la entidad financiera permite seguir viviendo en la propiedad al ¿dueño aún? de la casa.
Por cuestiones obvias, el dinero recibido no será el mismo, ya que en la segunda opción las rentas serán sensiblemente menores, por la simple razón que este producto financiero no deja de ser un negocio para las entidades de crédito, y no van a permitir que una persona reciba una suma de dinero mayor a la garantía con la que cuenta (la casa).
Ya tenemos un indicio, pero para facilitar más la comprensión del concepto, decimos que la HIPOTECA INVERSA no deja de ser un simple CREDITO CON GARANTIA HIPOTECARIA, con un derecho real sobre la propiedad por parte del otorgante del préstamo. Cuando el tomador del crédito muere, pueden suceder dos situaciones:
Este instrumento financiero, muy difundido en el mundo anglosajón pero incipiente en España, es útil para aquellas personas mayores (generalmente adultos de más de 70 años) cuyo mayor activo que posean sea la vivienda que habitan. En este caso, el servicio ofrecido parece una interesante manera de solucionar el problema de la jubilación y de los fondos de la seguridad social. De esta manera, se aprovecha la acumulación de capital conseguido en una vivienda para disfrutar de ese dinero en vida sin necesidad de abandonarla.
Así, una vivienda puede convertirse en una renta de cobro periódico, dentro de los términos descriptos con anterioridad. Dicho en forma cruda: se cambian ladrillos por metálico.
En España, la hipoteca inversa puede tener un gran futuro según estudios ampliamente difundidos, que dicen que más del 90% de los ciudadanos son propietarios de la vivienda que habitan. Ese mismo porcentaje se maneja en cuanto al segmento de la población (mayores de 70) pasible de suscribir este instrumento financiero.
En la actualidad existen varias entidades, aunque no muchas, que ofrecen este producto a sus clientes. Obviamente, cada una de ellas tiene sus propias exigencias y sus propios tipos de interés, ya que, como todo préstamo otorgado por el banco, deberá pagar por el servicio utilizado.
Por todo lo expuesto, podemos concluir que se trata de una interesante manera de disponer del capital acumulado a lo largo de la vida, que se encuentra invertido en nuestra vivienda, sin tener la necesidad de vender la misma. O sea, tenemos el dinero y tenemos la vivienda. Por lo menos, mientras sigamos vivos.