Hoy se ha escenificado el arranque del tan temido corralito en Grecia. Las entidades financieras han cerrado sus puertas y se ha aplicado la limitación a la disposición de efectivo. Del corralito sabemos su parte más visible, pero, hay más elementos que la no disposición de efectivo a tener en cuenta.
El término saltó a la fama a comienzos del presente siglo cuando en el año 2001 el gobierno argentino presidido por Fernando de la Rúa decidió ejercer una política de control de capitales en la que el rasgo más visible era limitar la disposición de efectivo en los principales productos financieros.
En el caso argentino la medida duró hasta diciembre de 2002 cuando se autorizó la liberación de los depósitos retenidos, sin embargo, atravesó por un proceso complejo en el cual el poder adquisitivo de las familias se vio tremendamente comprometido y, la estabilidad económica del país con él.
Los motivos de un corralito
El objetivo de un corralito es teóricamente el de evitar el desplome del sistema bancario en el que se corre el riesgo real de fuga de capitales masiva. Realmente lo que se trata de controlar es la retirada masiva de los depósitos bancarios, en definitiva de no forzar a los bancos a algo a lo que no podrían atender, ya que una retirada masiva simultánea de depósitos no es sostenible por el sistema bancario.
En el caso griego, entre otros factores, la amenaza de posible ruptura con los socios europeos, y, más lejos, la posible salida de la moneda única, apuntaba a una huida de los depósitos masiva que, con este cierre bancario y restricción de posición de efectivo, se pretende evitar.
Cómo se aplicará el corralito griego
A la manera tradicional en la que se supone se realiza la aplicación de control de capital. Es decir: afectando productos financieros como cuentas, depósitos, etc, de los que los usuarios no podrán más que retirar unas cantidades determinadas (en el caso griego 60 € diarios) durante todo el periodo de duración de la aplicación de la restricción.
También debemos tener en cuenta que la disposición puede limitarse en tiempo, por ejemplo en el caso griego los cajeros sólo permanecerán operativos durante 12 horas diarias. De prolongarse la situación también podría restringirse esta cantidad de horas y reducir.
En este periodo las entidades financieras permanecen cerradas. Aunque en el caso griego, sea anunciado hoy mismo algunas medidas de excepción para el pago de las pensiones de jubilación, lo que conllevaría la apertura de algunas entidades financieras pero, exclusivamente, para estos cobros.
Quedan autorizados los pagos con tarjeta, aunque de momento parece que a nivel interno, asimismo también se pueden realizar transacciones internas a través de los servicios bancarios online. En el caso de las tarjetas con disposición anticipada (prepago) podrán realizarse sobre los límites existentes antes del corralito (aunque no quedan claro los límites de recarga)
El pago de las pensiones, tal y como indicábamos anteriormente, no queda incluido en esta restricción, por tanto su abono seguirá realizándose y pudiendo retirarse sin restricciones en las entidades que las autoridades económicas decreten. En el apartado de ciudadanos extranjeros populistas, éstos van a poder realizar sus transacciones (y disposición de efectivo) con normalidad a través de las tarjetas emitidas en sus países.