Son varios los aspectos en el ámbito de las finanzas personales donde nuestro país se encuentra a la cabeza de Europa, desafortunadamente ninguno positivo. Uno de los más señalados es sin duda es el de las altas comisiones bancarias que los usuarios asumen en nuestro país, entre las más altas de Europa y que además presenta una tasa de crecimiento mayor en los últimos años.
Los datos del Banco de España son claros en este sentido, durante el periodo inicial de la crisis económica, entre 2007 y 2012, el crecimiento de las comisiones ha sido exponencial, generándose en algunos casos aumentos de hasta 185% en determinadas comisiones. Con todo, lo peor del caso es que nada apunta a una mejoría en este sentido.
Se publica en estos días un informe elaborado por Acierto.com que resulta también revelador en este sentido; según dicho informe el gasto medio por comisiones bancarias que asume el usuario español supera los €191, teniendo en cuenta tan sólo las comisiones frecuentes.
En los datos de dicho informe encontramos por ejemplo que los usuarios que no disponen de ingresos regulares o de saldos suficientes para procesos de negociación con las entidades vienen a pagar de media unos €72 en concepto de administración y mantenimiento, cerca de €39 en concepto de transferencias y gestiones relacionadas con cheques, y, más de €80 de coste por tarjetas de crédito y crédito.
Es reseñable que según este informe las comisiones de administración y mantenimiento, las más frecuentes y sobre las que teóricamente más trabajan las entidades financieras, no sólo no ha retrocedido sino que en el último año y medio han crecido un 18.6%.
¿Se puede escapar de las comisiones?
La aplicación de las comisiones bancarias sigue una lógica que desde el punto de vista humano puede parecer perversa, y es que, favorece a quien más tiene frente a quien menos tiene. Esto se justifica en el hecho de que quienes pueden presentar mayor capacidad económica poseen mayor cantidad de posibilidades a la hora de negociar la eliminación de las comisiones sobre sus productos, mientras que, el que menos capacidad económica tiene, el más perjudicado por la crisis, es el que menos posibilidad de negociación tiene.
Hoy en día el mecanismo más utilizado para poder limitar la aplicación de comisiones es, además lógicamente de la posibilidad de disponer de saldos amplios, el hecho de la vinculación con la entidad a partir de, por ejemplo, la domiciliación de nómina.
Dependiendo de las entidades se exige una cantidad mínima de ingresos regulares (generalmente a partir de los 600 u 800 euros) para comenzar a aplicar la política de ausencia de comisiones.
Sin embargo, incluso lo anterior, no nos libra de la aplicación de estos gastos, ya que, por ejemplo, han aumentado de manera exponencial en los últimos años la aplicación de comisiones de penalización por descubierto, una comisión no contemplada dentro de esa media a la que nos referíamos anteriormente pero que obviamente supone un monto considerable al año, ya que, no olvidemos, un descubierto en cuenta puede significar como mínimo una comisión penalizadora de entre 15 y 30 euros.
También te puede interesar
¿Qué hacer ante un cargo indebido en tu cuenta? o también Mejores productos financieros para ahorrar