Los microcréditos se han convertido en los últimos años en un producto de financiación cada vez con mayor presencia. Son de algun modo el sustitutivo de aquella abundante oferta de créditos rápidos existente antes de la crisis, aunque realmente tienen bastantes diferencias con aquel modelo de préstamo que fue el primero en caer y aumentar las tasas de morosidad al inicio de la crísis.
Las dos principales claves para entender los microcréditos son la baja financiación y los plazos cortos de amortización, características comunes a la gran mayoría de la oferta de estos productos en nuestro mercado, lo que los convierte de algún modo en una especie de producto donde acudir cuando se trata de obtener una financiación tan corta que la entidad financiera tradicional probablemente ni la dispensara.
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¿Cómo funcionan?
El funcionamiento de estos productos es relativamente simple. Se fundamentan en la contratación a través de Internet mediante plataformas de uso bastante sencillas, donde podemos cursar la solicitud.
Los préstamos pueden ir, dependiendo de las ofertas, desde €50 hasta €800, para plazos de amortización que van desde una semana hasta un mes, y que pueden aumentar en algunas ofertas de manera excepcional hasta los tres o seis meses aunque ya estaríamos ante otro producto.
Una de las características fundamentales de este tipo de préstamos radica en el hecho de que no suelen trabajar sobre intereses ya que como vemos los plazos de amortización son cortos. En lugar de la aplicación de intereses se nos propone la aplicación de comisiones variables. Estas comisiones se fijan en función del importe solicitado y del plazo de amortización, de manera que obviamente, a mayor importe y mayor plazo mayor volumen de comisión.
Existe una cierta tendencia a creer que se trata de préstamos fáciles de obtener, donde, por ejemplo, el estar inscrito en un registro de morosidad no va a influir. Aunque teóricamente las condiciones de admisión de estos productos puedan parecer más relajadas que las de las entidades financieras tradicionales, lo cierto es que, como todo producto de financiación, va a solicitar del usuario la capacidad de devolución del préstamo acreditando documentalmente la mismas con nóminas o similares, mientras que la presencia en registros de morosidad, efectivamente, puede suponer la no concesión del préstamo.
¿Merecen la pena como financiación?
En cierto modo estamos ante un producto de financiación de último recurso. Esto quiere decir que se trata de un tipo de préstamo a que generalmente se acude cuando no se vislumbran otras opciones. Los motivos son evidentes, se trata de un producto caro, un producto al que sí nos habituamos a acudir cuando tenemos necesidades puntuales puede acabar trastocando nuestra economía doméstica y llevándonos al sobreendeudamiento, del mismo modo que pueda hacerlo las tarjetas de crédito aunque en este caso con un coste medio superior.
En general los microcréditos cuando mejor funcionan al financiar una pequeña cantidad para un plazo muy corto de tiempo, por ejemplo €100 a un plazo de una semana. En estos periodos a la aplicación de las comisiones viene a resultar proporcionalmente muy similar a la aplicación de los intereses medios de los préstamos, aunque, eso sí condensado en una semana.
En definitiva puede ser un buen producto para un parche, sin embargo antes de elegirlo como mecanismo de financiación hay que pensar mucho en lo que nos va a suponer a corto plazo y los costes que va a presentar.
¿Créditos gratis?
Puede que haya leído o escuchado publicidad de un microcrédito que se ofrece como gratuito. No está escuchando una mentira, aunque, hay que matizar.
Existen varias empresas de entre las que se dedican a este tipo de financiación que ofrecen su primer préstamo sin coste añadido. Esto significa que, efectivamente, el usuario podrá elegir un préstamo y devolverlo sin la aplicación de la correspondiente comisión.
Sin embargo, y como es lógico, la cosa tiene restricciones. Estas ofertas no van a superar de media los €300 y se sitúan en los plazos de devolución más cortos, generalmente de una semana. Son por tanto una buena opción para quien vaya a necesitar de manera puntual sólo esa cantidad y en ese plazo, pero más allá de su uso en una ocasión se trata de una oferta sin recorrido.