El Conflicto entre Repsol y el Gobierno Argentino camina por aguas turbulentas. ¿Pero cuales son las razones para esta pelea? ¿Que piensan los ciudadanos argentinos de ello? ¿Es toda la culpa del Gobierno Argentino o Repsol tiene su responsabilidad en el conflicto? Para saber todo esto, y cual es la verdad que se esconde detras de las fuertes palabras de los gobernantes de España y Argentina, tenemos que meternos en la piel de la empresa.
Comencemos por el principio: YPF tiene su origen a principios del siglo XX, con el descubrimiento de pozos petroliferos en la Patagonia Argentina. Fue, es y será la mayor empresa argentina, un monstruo colosal que en Argentina emplea a más personal que nadie, factura más que nadie y paga impuestos más que nadie en ese país. El desarrollo de YPF ha significado, a principios y mitad del siglo XX, la creación y desarrollo de infinidad de nuevos pueblos y ciudades en Argentina, sobre todo en la despoblada Patagonia.
Asi, las cosas, cuando Repsol adquirió YPF, allá por el año 1999, la empresa española era notoriamente más chica que la empresa que compraba, y que ha transformado a Repsol en un jugador internacional. Y aquí empieza la hipotesis de conflicto. Según la mayoría de los argentinos, Repsol adquirió YPF mediante movimientos «non-sanctos». ¿Que significa esto? Que cuando Repsol adquirió YPF, la gran sospecha que encierran los argentinos es que lo haya hecho por medio de dádivas a los gobernantes de turno.
Obviamente esto no ha sido comprobado y es lo que piensan los argentinos. El Gobierno de Carlos Menem, en la cual se ha producido la privatizacion de YPF, ha sido muy corrupto y ha sido acusado, a su vez, de malvender el patrimonio nacional argentino (léase, las viejas empresas YPF a Repsol, ENTel a Telefonica, y todas las empresas de servicios públicos, cuyo monopolio ha quedado en manos privadas desde entonces) y de solicitar «favores» al mejor postor que quiera entrar en esos negocios. Ademas, como se dice en la jerga comercial, Repsol ha pagado por YPF «una ganga».
Allí ya tenemos una de las razones de la hostilidad. En general, ninguna de las empresas privatizadas, hoy, mas de 15 años despues en algunos casos, goza de buena reputacion en la Sociedad Argentina. YPF, una empresa estratégica para Argentina, no es la excepcion. Pero hay mas.
Argentina ha pasado, en 10 años, de ser un exportador de energía a ser un fuerte importador. Obviamente esto no es culpa de las empresas, o al menos, no solo es culpa de las empresas, sino tambien de las politicas energeticas de los sucesivos gobiernos. Hoy en día, el deficit energetico es muy alto, y tanto la produccion de gas como de petroleo ha bajado al menos un 20% en los ultimos 5 años, contra una fuerte expansion de la actividad industrial en Argentina. Y recordemos que YPF tiene más de la mitad de los pozos petroliferos del país, por lo que se ha transformado en el principal blanco del Gobierno Argentino.
Tambien es verdad que el negocio de Repsol se ha expandido a otras latitudes del Globo, y lo ha hecho gracias al dinero que le reportan las ganancias de la empresa en Argentina. Esta es la principal acusación del Gobierno: el dinero generado por las operaciones en Argentina se utiliza para invertir en otros lugares del mundo, dejando sin inversión o con minima inversion al país. Y esto ha producido, a la larga, una baja en la produccion de crudo. Recordemos que el petroleo es un recurso no renovable, y que los pozos van bajando la productividad a medida que se van vaciando.
La politica de precios fuertemente controlados por el Gobierno es la principal razon por la que Repsol ha invertido en otros lados, lugares donde las ganancias pueden ser mayores y donde no existe tremenda regulacion como si existe en Argentina. Al fin y al cabo, como toda empresa privada, busca maximizar ganancias.
Entonces, llegamos al punto donde las culpas son compartidas, agregando el hecho que la gran mayoria de los argentinos, tambien aquellos que no apoyan a la Presidente Kirchner, quieren la nacionalizacion y estatizacion no solo de YPF, sino de casi todos los servicios publicos (los trenes argentinos, por dar un ejemplo, se encuentran faltos de mantenimiento y atrasados tecnologicamente al menos 30 años, produciendo accidentes en el que mueren decenas de personas).
Otras cuestiones que tienen que ver con el conflicto es el hecho de la dificil situacion macroeconomica a la que se enfrenta Argentina. Si bien no esta en crisis ni mucho menos, la situacion financiera del país se esta deteriorando rapidamente, y la desconfianza que reina entre los ciudadanos esta en aumento. Grandes gastos sociales han mellado la capacidad de financiamiento del Gobierno, sumado al hecho que Argentina es un paria en los mercados financieros internacionales, siendo esta la propia decision de sus gobernantes.
Asi las cosas, el Gobierno argentino necesita más dinero, e YPF es una fuente inagotable de ello. Es casi seguro que si se produce la estatizacion de la empresa (ya sea mediante la expropiacion o la más probable compra de acciones de YPF en los mercados), se produciría una situación de faltantes de combustible en el país, debido al cierre de la importacion de este fluido, tal como ha hecho con muchos otros productos.
En definitiva: en esta Guerra desatada entre Repsol y el Gobierno Argentino, no hay una parte buena y una mala. Ambas partes se ha estado abusando de la otra desde hace años, y al parecer, ha llegado el momento de cobrarse todas. No hay duda que la credibilidad argentina se vera fuertemente dañada a nivel internacional si se vulneran los derechos de Repsol, pero eso es algo que en el propio Gobierno Argentino, con algunas ideas extremadamente faltas de vision a largo plazo, se le resta importancia. Al fin y al cabo, ¿que le hace una mancha mas al tigre?