Existen muchos movimientos en los mercados de capitales, tanto de inversores como de las mismas empresas, que a veces desean influir sobre el precio de sus propias acciones. Uno de estos movimientos son las compras de autocartera.
Los títulos en autocartera no son otra cosa que acciones de una empresa en manos de si misma. Muchas empresas cotizadas -generalmente las de mayor capitalización en el Ibex-35– no suelen limitarse a fluctuar por el mercado, sino que también suelen aprovechar para desarrollar estrategias que les permitan sacar partido del mismo. La autocartera de acciones es una de estas estrategias.
La pregunta es: ¿por qué hacen esto las empresas? En la mayoría de los casos estas acciones de autocartera no dejan de ser un método para controlar o en su defecto estabilizar el precio de sus títulos. Al contar con cierto número de acciones puede incidir en la fluctuación de los títulos en función de las decisiones que tome.
La autocartera no suele ser tan grande como para determinar la cotización de un título de forma definitiva, pero puede hacer marcar tendencia al mercado mismo. La ley establece en un 10% del total de las acciones la cantidad de autocartera que puede poseer una cotizada.
Los movimientos de las empresas con su autocartera son dos:
- Compra de sus propias acciones, en medio de una fuerte caída de la cotización, puede significar una señal positiva porque implica que confían en su recuperación. Se supone que la empresa compra sus propios títulos porque considera que están baratas. Esta acción hace subir el precio.
- Venta de la autocartera, supone una presión a la baja para los títulos porque aumentan las ordenes de venta. Lo que ocurre en este caso es que si bien el beneficio de la venta no se traslada directamente a la cotización de los títulos, sí que llega a la empresa en forma de plusvalía (por la diferencia entre precio de compra y de venta).
En fin. Las empresas pueden ganar dinero de muchas formas, sobre todo las más grandes. Esta es una de ellas.