Los ataques especulativos es algo de lo que se habla mucho pero se sabe casi nada. En general, vemos a los especuladores como una fuerza oscura, o mejor dicho, «el lado oscuro de la fuerza». Invierten de la misma manera que un inversor común, pero con el objetivo de obtener mucho, muchisimo dinero, aun a costa de arruinar a millones de personas.
Mucho de esto se ha visto en los últimos 20 años en el mundo, aunque en los últimos años se ha visto como países que parecían intocables, verdaderas potencias regionales y mundiales, han sufrido de alguna manera ataques especulativos. Incluso se han metido con el mismísimo euro, la divisa de la Europa Unida.
Vamos por partes. ¿Que es un ataque especulativo? En general, un ataque especulativo se asocia con una crisis cambiaria, donde el ataque proviene de apostar a una devaluación forzada por la baja en las reservas internacionales del país en cuestión. Pero en la actualidad, los ataques especulativos han encontrado nuevas tierras de cultivos, y es la deuda pública o los bonos de un país.
Algunos expertos dan como principal factor determinante de un ataque especulativo al déficit fiscal de una nación, que no puede hacer frente al pago de su deuda por el alza indiscriminada de su riesgo país -léase, interés- que eleva a la misma a niveles peligrosos con respecto a su PBI.
Los mecanismos por los que se dispara un ataque especulativo son muy simples: comienzan con un rumor. Un rumor que puede ser genuino o no, con bases científicas o no, del mercado en su totalidad o de un agente en particular. Los rumores hacen estragos, pero muchas veces se encuentran apoyados por informaciones que provienen desde dentro mismo del poder de la nación eje del debate.
Según podemos leer en el trabajo publicado por los economistas Stephen Morris y Hyun Song Shin, «Unique equilibrum in a Model Self -Fullfilling Currency Attack», el origen de un ataque especulativo proviene de la decisión racional de uno o más agentes, en el marco de una economía en problemas donde hay incertidumbre, suponiendo que la información con la que cuente el agente es sumamente costosa y se deteriore en el tiempo. Generalmente, cuando ocurre esta conjunción de condiciones, el ataque especulativo es único y exitoso.
Según el premio nobel Paul Krugman, es aceptado que un constante déficit fiscal, apoyado en una expansión monetaria, vía por ejemplo crédito doméstico o hipotecas, en conjunción con un tipo de cambio fijo, da como resultado una crisis cambiaria. Y si bien en España le faltaría a simple vista la pata del tipo de cambio fijo -en cierta forma, estar atado al euro constituye un ancla de tipo de cambio fijo-, el país cumple con todas las premisas para desembocar en una crisis como la que nos encontramos.
Podemos extender este concepto a la deuda soberana, donde su excesivo peso sobre la economía de un país vuelve vulnerable. De esta manera, las fases de un ataque especulativo de estas características serían:
- El especulador tiene sospechas de que un determinado gobierno o un país puedan tener problemas para atender a las obligaciones generadas por la deuda emitida.
- A continuación, el especulador toma los títulos de deuda prestados en un banco. Dije prestados y no comprados, lo que significa que estaríamos apalancando la inversión.
- El especulador -generalmente grandes sociedades o fondos de inversión- anuncian a bombo y platillo (o simplemente echan a girar un rumor) que el país de turno corre un grave riesgo de insolvencia. El pánico se apodera de los mercados y se produce a continuación una venta masiva de títulos haciendo bajar su precio y por ende aumentando el rendimiento de esos bonos.
- Finalmente, el especulador recompra los títulos más baratos, liquida su deuda con el banco y se embolso las ganancias, que han crecido de forma exponencial.
El coste para un Estado para defenderse de un ataque especulativo puede variar, y mucho, dependiendo del número de especuladores que lo atacan -cuanto más especuladores, más costoso- y de los fundamentales de su economía -cuanto mejor esté la economía, es menos costoso-
Cuando un Estado sufre un ataque especulativo, puede haber tres opciones de resolución de la crisis:
- La primera, donde la situación de la economía es tan mala que ni el tipo de cambio ni el ataque a la deuda soberana serán defendidos. Un claro ejemplo de ello es Grecia, que estaba poco menos que en bancarrota cuando fue atacada, sin posibilidad de defenderse y sobreviviendo solo por la ayuda exterior
- La segunda, donde la situación de la economía es suficientemente buena que el tipo de cambio o los bonos de la deuda no serán atacados porque el potencial beneficio para los especuladores es menor que el coste de tomar una posición en corto.
- Una tercera, ambigua, donde podemos tener los ataques auto-confirmados a los que nos referíamos. Si suficientes especuladores atacan el gobierno abandonara la defensa de la deuda o el tipo de cambio, y lo mantendrá en caso contrario, donde la cantidad de especuladores que llevan a están situación depende de los fundamentales.
Según nos explican en el blog Cuadernos Keynesianos, este juego no es independiente del que se realiza con los Credit Default Swaps o CDSs, unos derivados financieros que sirven para asegurarse ante la pérdida de valor o el impago de un determinado activo subyacente, por ejemplo, la deuda pública.
Un especulador puede comprar CDSs aunque realmente no tenga deuda asociada que cubrir. El mecanismo es el siguiente:
- Cuando el título de deuda tiene buena reputación, comprar el CDS resulta barato.
- Tras la caída de la cotización de la deuda y el aumento del riesgo país, la cotización del CDS aumentará. Ahora tan solo queda venderlos y ganar una gran tajada.
De esta manera, no hay que pensar mucho que si a la operación especulativa con la deuda soberana le sumamos las ganancias con los CDSs el negocio es redondo.
En fin, la vida del especulador no es fácil. Tener que jugar con los empleos y el bienestar de millones de personas debe acarrearle al menos algún dilema moral. ¿o no? ¿Tu que crees?