Hyman P. Minsky nació en 1919 en Chicago. Autoridad en teoría monetaria e instituciones financieras, sus estudios se centraron sobre todo en la inestabilidad recurrente del sistema financiero de una economía capitalista. Minsky escribió, en 1974, que el sistema financiero oscila entre la solidez y la fragilidad y estas oscilaciones son parte integral del proceso que genera los ciclos de los negocios.
Bastardeado por sus contemporáneos y en desacuerdo con la corriente principal de economistas de cualquier época, este keynesiano radical argumentaba que esas oscilaciones y los auges y caídas que las acompañan son inevitables en una economía de mercado. A menos que el gobierno intervenga para controlarlas mediante regulaciones, acciones de la banca central y otras herramientas de control. Por esta razón, se opuso tenazmente a la desregulación característica de los ochenta y de los noventa.
Destacaba que a la larga la acumulación de deuda restringe las inversiones empresariales y conduce a la reducción financiera y la recesión. Murió en 1996, sin ver que lo que él predijo en 1974, ocurrió 23 años después, y que los consejos que él detalló (razón por la cuál fue dejado de lado por gran parte de la comunidad financiera) se han aplicado, pero demasiado tarde para contrarrestar el daño.
Uno de los mayores aportes a la economía por parte de Hyman Minsky fue su Hipótesis de la Inestabilidad Inherente, en la cual se desarrolla un modelo que se explica por el desarrollo de estructuras de deudas que no se pueden validar ni por los flujos de caja ni por los precios de los activos cuando se deja que a ambos los determinen las libres fuerzas del mercado.
¿A usted le parece conocido esto? Pues agarrése con lo que viene…
En esta Hipótesis de la Inestabilidad Inherente, Hyman habla de la conformación inevitable de burbujas, a raíz de la falta de regulación estatal sobre el mercado. Los operadores financieros, decía, toman demasiados riesgos en épocas de estabilidad. Además, en su trabajo ha descrito las fases que cumplen todas las burbujas financieras, a fin de poder predecirlas y combatirlas a tiempo. Evidentemente, los responsables económicos mundiales han perdido este libro…
Las fases de una burbuja son:
1ª fase: Toda crisis financiera comienza con una perturbación. Puede ser un cambio de política económica, puede ser el invento de una nueva tecnología (¿Se acuerda de la crisis de las puntocom?) o puede ser también cambios abruptos en los tipos de interés. (en nuestro caso: una baja pronunciada de los tipos) Esto producirá un cambio sustancial para un sector de la economía.
2ª fase: una vez producido el cambio, enseguida los precios comienzan a subir. Al principio es imperceptible, pero se van acelerando a medida que pasa el tiempo. En general, esto se refleja en una mejora en los indicadores económicos.
3ª fase: el alza de precios por si sola no es suficiente para conseguir grandes ganancias. La conjunción de la mejora de la situación económica y los bajos tipos de interés promueven el crédito fácil. Si no existe el crédito fácil, la burbuja no puede inflarse y se vuelve al punto de inicio. Al existir el crédito fácil, se promueve la entrada de jugadores especulativos al mercado. Estos agentes externos ven la punta del negocio e inyectan grandes sumas de dinero al mercado. Pero este dinero tiene que salir de algún lado. Ellos mismos toman créditos, en general a traves de instrumentos financieros innovadores y poniendo como garantía esos créditos otorgados en forma rápida, infravalorando frecuentemente los riesgos (nos vamos acercando…). Y aquí se conforma el más peligroso e imprevisible cóctel de cualquier burbuja: crédito fácil e innovación financiera.
4ª fase: el efecto del crédito fácil se nota de a poco en la economía, recalentando el mercado a raíz del alza del consumo. El recalentamiento estimula los volúmenes y aparece la falta de oferta de algunos productos. Por esto, los precios comienzan a acelerarse. Más agentes especulativos aparecen y el crédito sigue aumentando, produciendo beneficios fáciles a los bancos y especuladores de turno. Las subidas de precios atraen a los codiciosos y desesperados y se meten en el mercado, pensando en los fáciles beneficios que se podrán obtener (por ejemplo, si compro una casa hoy, el año próximo valdrá más y podré obtener ganancia de ello). Los precios de desbocan pero la burbuja se sigue alimentando. El estado brilla por su ausencia en los controles, ya que los indicadores economicos se disparan y todos sienten la bonanza de esta situación.
5ª fase: Existe una sensación de euforia: El gobierno está contento. Los consumidores están contentos. La banca está contenta. Las empresas están contentas. Todos contentos menos Hyman Minsky y algún que otro economista que pone sus reparos. Obviamente, nadie lo tiene en cuenta, lo tildan de alarmista y hasta puede suceder que lo exilien… Aparecen algunas voces que explican que el mercado se autorregulará solo, que habrá una desaceleración de precios, que habrá un suave “aterrizaje”. Los especuladores, mientras tanto, siguen alimentando el fuego. Se sienten seguros, ya que, si la burbuja explota, piensan marcharse rápidamente. Paradójicamente, hay algunos que pujan por entrar al mercado, pensando que todavía no ha tocado techo. Estos serán los mayores perjudicados por la crisis por venir.
6ª fase: todos quieren creer en un mundo mejor, y la burbuja se aprovecha la euforia que esto desata. La locura se apodera de los especuladores. Pero algunos recuerdan el comienzo de las cosas y empiezan a perder la fe en el sistema. Algunos conocen su mercado y se dan cuenta que han llegado demasiado lejos. Los expertos comienzan a vender y tratan de escurrirse sin ser percibidos. A veces lo logran, a veces los ven. De una u otra manera, es el principio del fin.
7ª fase: La marcha de los expertos tarde o temprano es percibida por el resto del mercado. Puede ocurrir también que las condiciones económicas cambien (los tipos suben…) o que ocurra alguna serie de noticias inesperadas. Sea por lo que sea, la euforia da lugar al miedo. Todos sienten que el edificio se está incendiando y buscan, todos juntos, la salida. Todo el mundo quiere vender, pero no encuentran compradores. El pánico se apodera no solo de los inversores, sino también del público en general. Los precios se desploman rápidamente. El crédito se corta abruptamente. Las pérdidas comienzan a acumularse. BUM!!! Explotó la burbuja. Los inversores pierden. La banca pierde. Las empresas pierden. Todos pierden.
Cualquier semejanza con la realidad no es pura coincidencia…
Yo no lo llamaría predicción. No fue un profeta, fue un simple observador.
Cuando ves que una serie de condicionantes llevan a una consecuencia, una y otra vez, al final terminas dandote cuenta de que esos condicionantes siempre producen esa consecuencia.
Cuando salgamos de esta crisis, volverá a haber una época en la que todos volveremos a creer que somos mega ricos, volveremos a creer que hemos encontrado el truco para que no haya más crisis, volveremos a pagar cifras astronómicas por cosas que sabemos que no lo valen… mientras tanto, los ricos, como nos han convencido de que las crisis ya no existen, conseguirán que se desregularice más aún, para que poder campar más a sus anchas. A los que pidan más regulación se les llamará rojos reaccionarios.
Y una vez más, cuando vuelva a haber una crisis, resultará que todos esos ricos responsables habrán huido ya con los bolsillos llenos, y nos volverán a dejar a nosotros pagando las consecuencias de sus actos. ¿A la carcel? No, ahí sólo van los pobres pringados que se dejan trincar. Ellos no (incluso, para el hipotético caso de que les trinquen, ya se han encargado sus amigos de pactar un sistema judicial a su medida).
Esto no es una predicción. Ha pasado, pasa y pasará. Porque los ciudadanos somos tan tontos que por tener la casa llena de dvds, móviles y consolitas creemos que debemos votar a los que defienden los intereses de los ricos, porque nos consideramos ricos nosotros también.
Todo esto era más que previsible. Pero es mucho más inteligente llevar a una empresa a la quiebra y que el gobierno la compre para que los ciudadanos paguen tus deudas y tú te vayas con los beneficios ganados en la época de las vacas gordas.
Creo que un señor que vivió unos años antes que Minsky escribió en la biblia algo sobre épocas de vacas gordas y vacas flacas.
El delito es de los especuladores, pero los ciudadanos son cómplices por permitirlo y votar a los políticos que participan y/o consienten.
Por cierto, j, si la democracia elige un modelo capitalista, no debe existir regulación. Si crees que debe haberla: o se cambia el gobierno o el método para elegirlo y me temo que eso suena a reaccionario.