Si bien la afirmación quizá sea demasiado apocaliptica, no dejan de preocupar las informaciones que nos entrega la economía española, teniendo algunos indicadores en el nivel de algunos países emergentes.
Las estadísticas son lapidarias: el 19,5% de los españoles están por debajo de la línea de la pobreza, el 16,8% ha tenido serias dificultades para afrontar los gastos mensuales y más del 30% tuvo problemas en llegar a fin de mes.
Estos son números que tranquilamente se pueden comparar con economías mucho más pobres, al nivel de países emergentes de primera línea e incluso debajo de ellos. Por caso, Argentina antes del crack de 2001 tenía estadísticas similares a la de España hoy. Aunque es altamente improbable que suceda algo similar aquí en Europa.
Seguimos dando malos datos: solo un 13% de las familias llegan a fin de mes sin dificultad, una de cada 3 no puede afrontar gastos imprevistos -esto es, vivir al día- y el 39% de ellas no se han tomado vacaciones de más de una semana.
Todo esto es revelado por la Encuesta de Condiciones de Vida de 2009 del INE, que también dice que, dejando de lado la propiedad de una vivienda, la mayor pobreza la encontramos en los mayores de 65 años.
¿Razones? No hay que ser demasiado listo para ver que la crisis financiera ha hecho estragos en España, mucho más que en otros países. Quiza sea porque todos estabamos acostumbrados a una prosperidad económica que se había creído duradera e infalible pero que evidentemente no era tan firme y quedo atrás.
La generación que más sufre las consecuencias de la crisis -9 de cada 10 que perdieron el trabajo tienen entre 16 y 34 años- son aquellos sintieron el amargo sabor de haber sido seducidos por trabajos inestables y precarios que mientras se mantuvo la prosperidad parecían que iban a durar toda la vida pero que con el advenimiento de la crisis fueron abandonados a su merced.
El mayor dolor, como dijo alguna vez algún sabio, es el dolor de ya no pertenecer. Hoy en día, España ya no pertenece al selecto grupo de las economías más pujantes del mundo. Hoy por hoy, se parece más a un simple país emergente.