Lo que son las vueltas de la vida. Durante años, Estados Unidos se quejó de que otros países apuntalaban sus industrias automotrices mediante subsidios y favores especiales, dejando en desventaja a las Grandes de Detroit: Chrysler, Ford y GM.
Pero ahora -crisis fulminante mediante- se invirtieron los roles. Los fabricantes de autos no estadounidenses están cada vez más recelosos del rescate gubernamental de General Motors y Chrysler.
El proteccionismo del gigante norteamericano no termina allí. Un proyecto de ley de gasto aprobado por la Cámara de Representantes hace unas semanas prohíbe que las agencias federales compren vehículos que no hayan sido fabricados por GM, Chrysler y Ford. Asimismo, otro proyecto de ley sobre cambio climático aprobado por la Cámara de Representantes parece favorecer a empresas estadounidenses al distribuir 2.000 millones de dolares en fondos gubernamentales para desarrollar vehículos eléctricos. Ambas iniciativas aún tienen que ser aprobadas por el Senado.
Según The Wall Street Journal, también es el ejemplo más reciente del viraje al proteccionismo el programa «Compre estadounidense» impulsado por el Congreso, incluido el reciente programa «efectivo por chatarra».
Los legisladores defienden sus políticas como una forma de crear empleos en EE.UU. y ayudar a la industria automotriz en general. Sin embargo, es probable que otros países interpreten estas medidas como proteccionistas y se animen a tomar medidas similares, con el consiguiente peligro para el comercio mundial y la recuperación económica.
Fuente: The Wall Street Journal